Pauta
DE UNAMUNO
Hace más de siete años que, en una nota. que yo escribía entonces
a propósito de dos libros sobre Unamuno, decía que hablar sobre el
gran recto.r deSalamanca era un problema (1). Do.n Miguel de Unamuno no quisO'-O no pudo--ponerse de acuerdo. co.nsigo mismo jamás,
aunque aello-:-él me perdonaría la paradoja-dedicase toda su exis. tenda. Elproblema, pues, estaba implantado. dentro. de la medula de
su vida; y esto es lo. que muy pocos de los pretendidos críticos de
Unamuno hflll comprendido.
, Cuando un crítico filosófico--prescindo ahoraconscientemente de
la labor literaria-juzga a un pensador, puede estar movido por uno
de estos tres"'-O por los tres jUlltos-principios fundamentales: 1.0 Inquietud filosófica; 2.io Labor histórica,y 3. 0 . Preocupación religiosa.
La inquietud filosófica es incompatible con el gastado recurso de eludir el tema: Hay, pues, que saber a qué atenerse y decir, de una vez,
en qué sentido es y en quéotro no es filósofo don Miguel dé Unamuno. En cuanto a la historia, ésta es un componente de la realidad,
y no podemos dejar escapar ningún fragmento de ella, aunque esto
nos obligue aun trabajorudo y valeroso. El desconocimiento del
menor instante de la historia implica el no poder utilizar una serie
de posibilidades para nuestra propia 'existencia; y no creo que nuestra
época sea tan ricay segura como para permitirnos el lujo de prescindir de la "ejemplar"---en sentido cervantino--lección de Unamuno.
y en nuestro caso concreto histórico, en nuestr?l condición..de españoles;tq.mpocoestamos tan sobrados de sustancia filosófica como para
(1) Este artículo reproduce 1;1 segunda de mis conferencias sobre El pensamiento espaií.ol contemporáneo, pronunciada en el 1 Curso superiór defilología hispánica, organizado por ,la Universidad de Salamanca y posteriormente en el Colegio de Espafi~ de la Cité Universitaire de París.
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J..IlGU'lU. CRUZ HltRNÁNDltZ
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