Pedagogia
Los jóvenes noquieren pensar porque el pensamiento –por ejemplo, sobre las graves injusticias que atraviesan nuestra cultura– exige siempre una respuesta personal, un compromiso que sólo en contadas ocasiones estándispuestos a asumir.
Queda eliminada toda espontaneidad, cuando los individuos concretos y su capacidad creativa de pensar resultan superfluos. Superficialidad y superfluidad.
Resulta muy peligroso–para cada uno y para la sociedad en general– que la gente joven en su conjunto haya renunciado puerilmente a pensar. El que toda una generación no tenga apenas interés alguno en las cuestiones centralesdel bien común, de la justicia, de la paz social, es muy alarmante. No pensar es realmente peligroso, porque al final son las modas y las corrientes de opinión difundidas por los medios de comunicaciónlas que acaban moldeando el estilo de vida de toda una generación hasta sus menores entresijos. Sabemos bien que si la libertad no se ejerce día a día, el camino del pensamiento acaba siendo invadidopor la selva, la sinrazón de los poderosos y las tendencias dominantes en boga.
Pero, ¿qué puede hacerse? Los profesores sabemos bien que no puede obligarse a nadie a pensar, que nada ni nadiepuede sustituir esa íntima actividad del espíritu humano que tiene tanto de aventura personal. Lo que sí podemos hacer siempre es empeñarnos en dar ejemplo, en estimular a nuestros alumnos –como...
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