Pedofilia, Freud

El movimiento de inducción a la pedofilia comienza cuando Sigmund Freud crea una versión caricaturescamente erotizada de los primeros años de la vida humana, versión que con la mayor facilidad fue absorbida por la cultura del siglo. Desde entonces la vida familiar aparece cada vez más, en la imaginación occidental, como una olla a presión de los deseos reprimidos. En el cine y en la literatura,parece que los niños no tienen otra cosa que hacer sino espiar la vida sexual de sus padres por el agujero de la cerradura o entregarse ellos mismos a los más asombrosos juegos eróticos.



El potencial políticamente explosivo de esta idea es enseguida aprovechado por Wilhelm Reich, psiquiatra comunista que organiza en Alemania un movimiento por la “liberación sexual de la juventud”, más tardetransferido a los EUA, donde llegará a constituir tal vez la principal idea motriz de las rebeliones estudiantiles en la década de los 60.



En el ínterin, el Informe Kinsey, que hoy sabemos que fue un fraude en toda regla, destruye la imagen de respetabilidad de los padres, presentándolos a las nuevas generaciones como unos hipócritas sexualmente enfermos u ocultos libertinos.



Lallegada de la píldora y del preservativo, que los gobiernos empiezan a distribuir alegremente en los colegios, suena como el toque de liberación general del erotismo infanto-juvenil. Desde entonces la erotización de la infancia y de la adolescencia se propaga desde los círculos académicos y literarios a la cultura de las clases media y baja, mediante una infinidad de películas, programas de TV,“grupos de encuentro”, cursos de planificación familiar, anuncios y todo lo demás. La educación sexual en los colegios se convierte en una inducción directa a niños y jóvenes hacia la práctica de todo lo que ven en el cine y en la TV.



Pero hasta ahí la legitimación de la pedofilia aparece sólo insinuada, de tapadillo, en medio de unas reivindicaciones generales que la incluyen como consecuenciaimplícita.



En 1981, sin embargo, la revista “Time” informa que argumentos pro-pedofilia están ganando popularidad entre algunos consejeros sexuales. Larry Constantine, un terapeuta familiar, proclama que los niños “tienen el derecho de expresarse sexualmente, lo que significa que pueden tener o no tener contactos sexuales con personas de más edad”. Uno de los autores del Informe Kinsey,Wardell Pomeroy, pontifica que el incesto “a veces puede ser benéfico”.



So pretexto de combatir la discriminación, representantes del movimiento gay son autorizados a enseñar en las escuelas infantiles los beneficios de la práctica homosexual. Todo el que se les opone es estigmatizado, perseguido, dimitido. En un libro elogiado por J. Elders, ex-ministro de Salud de los EUA (Surgeon general— el mismo que hace advertencias apocalípticas contra el tabaco), la periodista Judith Levine afirma que los pedófilos son inofensivos y que la relación sexual de un niño con un cura puede ser hasta una cosa benéfica. Los que de verdad son peligrosos, dice Levine, son los padres, que proyectan “sus miedos y su propio deseo de carne infantil en el mítico tocador de niños”.



Organizacionesfeministas ayudan a los niños a bajar la guardia frente a los pedófilos y a ponerse en guardia contra la familia, divulgando la teoría monstruosa de un psiquiatra argentino segundo la cual al menos una de cada cuatro niñas es estuprada por su padre.



La mayor consagración de la pedofilia viene en un número de 1998 del “Psychological Bulletin”, órgano de la American Psychological Association.La revista afirma que los abusos sexuales en la infancia “no causan daño intenso de manera permanente”, y encima recomienda que el término pedofilia, “cargado de connotaciones negativas”, sea substituido por el de “intimidad inter-generacional”.



Sería impensable que una revolución mental de alcance tan amplio, que se ha propagado por toda la sociedad, milagrosamente no afectase a una...