Pedro e Ines
Cuando Pedro de Valdivia llegó al Perú, a principios de 1537, y fue a ofrecer sus servicios al Marqués Pizarro que se encontraba en Lima preparando, a duras penas, el ejército con que se proponía libertar a sus hermanos Gonzalo y Hernando, sitiados en el Cuzco, recibió del Gobernador las más significativas demostraciones de su confianza, hasta el punto denombrarlo su Maestre de Campo, cargo que representaba la más alta autoridad militar después del Gobernador.
Los grandes éxitos de Valdivia en los campos de batalla, confirmaron su reputación en forma indiscutible. Si no mediara la circunstancia de sus vehementes amores con Inés Suárez, que lo arrastraron hacia las solitarias, al par que riquísimas minas de Porco, a las pocas semanas de lavictoria de las Salinas, el afortunado Capitán habría podido partir a la conquista de Chunchos, Jauja o Chachapoyas, a la cabeza de las brillantes y bien equipadas expediciones que Pizarro encomendó a Mercadillo, a Alvarado y a Peranzúrez, algunas de las cuales tan lamentablemente fracasaron, dicho sea de paso.
En esos días, Pedro de Valdivia recibía a diario las más tentadoras ofertas decapitalistas y mercaderes que ponían a su disposición todo el oro y los elementos de guerra que necesarios fuesen para cualquiera de esas expediciones, seguros, corno estaban, del éxito, considerada la capacidad y la experiencia de tan brillante Capitán.
Cierto es que esos mercaderes y prestamistas no ofrecían su dinero por generoso instinto. Bien calculaban ellos la ganancia que les significaría laconquista de un nuevo país que pudiera ofrecer siquiera la mitad del oro que acababan de encontrar acumulado en Cajamarca y en el Cuzco.
Entre los mercaderes que más importunaron a Valdivia para que diera tregua a sus amores y se lanzara en persecución de la fortuna y de la gloria a través de la inexplorada altiplanicie boliviana, se caracterizó, por su insistencia, un ricachón llamado LucasMartínez Vegaso, "vecino poblador e sostenedor" del Cuzco, según consta de una de las actas de toma de posesión de aquella ciudad incásica.
Este Lucas Martínez había venido al Perú en la expedición de Pizarro y encontrándose como soldado de la caballería de Candia en la captura de Atahualpa, de cuyo rescate le correspondieron 204 marcos de plata y 6,325 pesos de oro.
Después de la toma delCuzco y en la repartición de los tesoros del Templo del Sol, correspondió a nuestro hombre una cantidad que debió ser respetable, porque con todos estos ahorros convertidos en "tejos de a libra" envió a la Península a su hermano Francisco, para que los "trocara" por caballos, fierro, paños, herramientas y demás vitualla de que carecía en absoluto la población española del Perú.
Un año más tarde, afines de 1535, regresaba el mensajero a bordo de un galeón llamado San Cristóbal, fletado desde Panamá, con un cargamento de mercancías que fue avaluado, o que produjo, "más arriba de cien mil castellanos de oro de ley perfecta".
Los "tejos de a libra" de Lucas Martínez, se multiplicaron, pues, prodigiosamente, en poco menos de dos años, y se hicieron famosos por la determinación que tomó elmercader, de fundir todo el oro y la plata en polvo o chafalonia que pasaba por sus arcas, y convertirlos en tejos marcados con una "cruz de Saint-Yago", cuya forma o figura no conozco.
Este hábil comerciante era el más insistente en ofrecer a Pedro de Valdivia todo el dinero que necesitara para una expedición a los Chunchos, a cambio de formar, con él, una compañía a mitad de ganancias.
VeaVuestra Merced, señor Capitán, que la mina de Porco y la encomienda de la Canela con que le ha "dado de comer" Su Señoría, el Marqués, le costaría muchos trabajos que no son de espada —decía Lucas Martínez el flamante encomendero—. Devuelva al señor Capitán esa mina, a cambio de una "provisión" para la conquista de los Chunchos o las Charcas, y con los talentos que Dios le ha dado será, de...
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