pelicula
-¿Qué te parece vivir aquí? -le pregunté, esperando una respuesta triste.
Sorprendido vi que se le iluminaba el rostro.
-¡Me encanta mi pared!-contestó riendo.
Me quedé atónito. No lo decía en broma. De verdad le gustaba su cuarto, por esa alegre y vistosa pared. Para ella era un trocito de cielo en medio del infierno, y prefería centrar faatención en eso. Era feliz.
Volví a mi casa impresionado, en un estado de reverente respeto. Esa niña de diez años veía la vida con ojos agradecidos, y eso lo cambiaba todo. Comencé a pensar enlas cosas de mi vida de las que me había quejado. Caí en la cuenta de que al preocuparme por lo que no tenía, había dejado de ver lo que sí tenía. Al fijar mi atención en el metal oxidado, había pasadopor alto hermosos tapices. Convertí en tema de meditación la afirmación de Samantha: «¡Me encanta mi pared!».
La gratitud no es la consecuencia de las cosas que nos suceden; es una actitud quecultivamos con la práctica. Cuanto más agradecemos, más cosas tenemos para agradecer. Me contaron la historia de una mujer llamada Sarah, que a raíz de un accidente yacía en una cama de hospital, muydeprimida, sin poder mover ninguna parte del cuerpo excepto el dedo meñique de una mano. De pronto decidió hacer uso de lo que tenía en lugar de quejarse de lo que le faltaba. Comenzó a bendecir el únicodedo que podía mover y se inventó un sistema de comunicación moviendo el dedo para decir «sí» o «no». Agradeció esa capacidad para comunicarse y eso la hizo más feliz. A medida que bendecía esemovimiento, su flexibilidad iba aumentando. Pronto pudo mover la mano, después el brazo y finalmente el cuerpo entero. Todo comenzó con un importantísimo cambio de actitud: pasó de quejarse a...
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