Penas y más penas

El reemplazo de los paradigmas que provocó la Ilustración en la Europa continental alcanzó al corazón de las estructuras de distribución y asignación del poder y, por tanto, al derecho penal, una de las expresiones más evidentes y concretas del poder estatal.
En 1764, CESARE BECCARIA dio a luz una de las obras más influyentes en la construcción del moderno derecho penal. En De los delitos y delas penas, el marqués argumentó convincentemente que “el fin de las penas no es atormentar y afligir un Ente sensible, ni deshacer un delito ya cometido” , sino que “impedir al reo causar nuevos daños á sus ciudadanos, y retraher a los demás de la comisión de otros iguales” .
Se inauguraba, de esta forma, un debate que no ha podido aún ser clausurado sobre los fines y fundamentos de la penaestatal, es decir, los interrogantes sobre el porqué y el para qué de la pena, cuestiones sobre las cuales el consenso parece estar lejos de alcanzarse: de las teorías generalizadoras hasta las individualizadotas se hayan entre uno de los extremos de las posiciones; hasta el punto contrario que reclama una abolición de la pena estatal. “[D]el análisis global queda claro que no hay un solo objetivo quese persiga con las penas, sino que una multiplicidad de ellos” .
Este debate ha cobrado nuevamente importancia tanto por el enfrentamiento del terrorismo transnacional , por el reclamo creciente de mayores niveles de seguridad pública (entendida como el reclamo de medidas efectivas contra el delito) , como por la generación de una sociedad del riesgo que traslada el foco de la atención de laefectiva lesión de bienes jurídicos a la sensibilización o puesta en peligro de estos .
Entre ambos extremos, se ubica –como es habitual– una posición que reclama una reducción del derecho penal, “un derecho penal con mesura: una respuesta reduccionista a la mala conciencia del jurista” .

Superadas las penas corporales como la de azote o la pena de muerte (aunque parcialmente ésta última ), laspenas privativas de libertad pasan a ser el centro neurálgico de las consecuencias jurídicas propias del derecho penal. Afirmación que actualmente también se encuentra sujeta a una crítica: “las tendencias actuales al respecto, tanto de la doctrina como de la legislación comparada, es la de elaborar un catálogo de "remedios" con el fin de evitar tanto la cárcel como las consecuencias negativas queesta siempre lleva consigo” .
De esta forma, la necesidad de explorar mecanismos alternativos a la pena en su concepto tradicional (pena privativa de libertad, presidio o reclusión) surge no tan sólo como un reclamo dogmático, sino que también pragmáticos, fundados en la relación costo-beneficio que el encierro acarrea.

Las alternativas a las penas privativas en nuestro ordenamiento jurídico.La Ley Nº 18.216.
“Actualmente parece prevalecer la idea de que la cárcel no puede excluirse. Pero, asimismo, se abre paso de que tampoco debe ser la única opción de castigo penal” , cuestión que no es nueva en Chile. Según el Anuario estadístico de Gendarmería de Chile, en 2003, del total de los condenados sólo el 42% de ellos cumplió en forma efectiva la pena que se le impuso, mientras que el58% restante, tuvo acceso a las formas alternativas de cumplimiento de la pena previstas en la ley Nº 18.216 . Esto significa que las formas alternativas a la privación de libertad (en este caso, a través de restricciones a la libertad: remisión condicional de la pena y reclusión nocturna) tienen una ya arraigada aplicación en nuestro ordenamiento jurídico.
Y es que la ley Nº 18.216 significó laincorporación a nuestro ordenamiento de la idea de la alternatividad a las penas privativas de libertad, cuyas modificaciones “merecen elogio” . Conforme a este cuerpo normativo, la pena impuesta que no superen los tres años de privación de libertad pueden ser sustituidas por otras formas de cumplimiento distintas del encierro, y que corresponden a la remisión condicional de la pena y a la...