pensamiento filosofico
Las nuevas corrientes de la literatura infantil
Juan Cervera Borrás
La reciente polémica en torno a los valores o contravalores educativos de la serie televisiva «Pippi Calzaslargas» o «Pippa Medias largas», según la transcripción de otros, ha saltado a la prensa, a los coloquios y mesas redondas, y ha provocado respuestas y actitudes sin duda contrapuestas. Para nosotros la proyección de ladiscutida serie, si no tuviera otros méritos, habría tenido uno muy importante: despertar la preocupación del adulto por la literatura infantil.
Lo que no han conseguido multitud de artículos aparecidos en diversas revistas y media docena de libros de historia o crítica literaria lo ha conseguido la traviesa pecosilla que se asomaba en miles de hogares españoles para divertir a unos y parainquietar a otros.
El hecho es tanto más significativo cuanto que el libro de la autora sueca, Astrid Lindgren, data de 1944. Ha sido necesaria la resurrección televisiva de la «superniña» a sus treinta años de andar enterrada en letra impresa para que el terremoto se haya organizado de verdad y con él se hayan caído algunos prejuicios y levantado nuevas preocupaciones.
Algunos de los criteriosvertidos en la múltiple polémica suscitada por Pippi, respetables y bien intencionados, sin duda, lo que reclaman a gritos es el estudio y conocimiento de la literatura infantil.
EDUCACIÓN PARALELA
Es curioso que la literatura infantil haya venido produciéndose siempre al margen de las tareas educativas y que nunca haya tenido consideración dentro del estamento docente. Ha sido una especie desubgénero poco valorado a la hora de formar a los educadores. Y, por supuesto, no ha entrado en las aulas casi nunca. Y cuando lo ha hecho ha sido por la puerta estrecha como mera distracción o diversión puramente complementaria, a través de bibliotecas de aula o de centro que han funcionado independientemente del estudio de la lengua y la literatura, algo así como una actividad periescolar o paraescolarpara la que se siente una especie de tolerancia.
De los autores para adultos, clásicos y consagrados, se han extraído fragmentos para educar el gusto de los niños y adolescentes o para ilustrar una visión esquemática y sinóptica de la literatura como fenómeno histórico. Así la visión que un alumno pueda tener de la literatura a través de los conocimientos que se le han impartido en las aulas nadatiene que ver con la que él mismo sacará de lo que encuentre para leer en su casa, en el quiosco de la esquina, o lo que contemplará en la pantalla del televisor.
Entonces se establece forzosamente una especie de educación literaria en paralelo, que no paralela, que diverge mucho de la que oficialmente recibe el estudiante. Por una parte, Cervantes, Lope y Calderón. Por otra, el tebeo, lanovelita de tenderete y las series de importación que da la televisión. Indudablemente la literatura del aula es difícil que lleve las de ganar.
Voces hay que claman por que el educador no desconozca las realidades literarias y hasta subliterarias del momento, las valore suficientemente -o por lo menos no las desprecie apriorísticamente-, y procure establecer a partir de ellas las conexiones oportunascon la gran literatura. Una canción de moda, una película de éxito, una novela premiada pueden ser mejor aperitivo literario que farragosas listas. O por lo menos harán que se llegue a los necesarios e insustituibles esquemas con algo más que la triste y pesada obligación. El sistema, aunque encierra sus riesgos, tendrá la ventaja de presentar la literatura como fenómeno vivo o el pasado comoprólogo del presente. Y tal vez creaciones de mucha menor categoría, pero con garra y actualidad, servirán para vitalizar parcelas de la literatura que de puro empolvadas corren el riesgo de aparecer ante el alumno como venerables fósiles desprovistos de toda vigencia.
Por eso creemos que, a partir sobre todo de las Escuelas de Formación del Profesorado de E. G. B., debe llevarse a cabo una labor...
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