Pensar Democracia: La Angustia Como Esperanza

Pensar, democracia: La angustia como esperanza.
Gerardo Vélez Villafañe

Como si habiendo perdido la capacidad para la grandeza, nos conformáramos con una comedia de regular calidad.
Esta desesperación por divertirse tiene sabor a decadencia (…) Si algo es apocalíptico es este vivir como si mañana no hubiera mundo y sólo nos restara disimular la tragedia.
Ernesto Sábato.

Vivimos unmundo en constante aceleración: La prisa tiende a hacerse norma en función del tiempo como medida de producción en la actual fase del capitalismo global. En tal situación de inmediatez, el mundo deviene en informaciones e imágenes – mundo cotidianas que transitan velozmente en una carrera hacia el olvido, entroncada con el imperativo de competir para ser feliz individualmente a través de transaccionesde compra y venta: “tu puedes, te lo mereces, ¿por qué no?”. A fin de cuentas la felicidad está hecha a tu medida, solo hay que comprarla pieza por pieza, luego veremos a qué precio.

Este doble proceso de borradura de la realidad como construcción social procede por las vías de su a-historización y de un exacerbado culto al individuo, en franco detrimento de las dimensiones ética y política desu existencia como ser social racional en contextos históricos y culturales concretos y particulares. Así, bajo la retórica mercantilizada de la felicidad individual pierden vigencia otras preocupaciones: Precisamente aquellas relacionadas con su capacidad de pensar en torno a lo que sucede a nuestro alrededor, pues ¿qué es más importante que Tu Felicidad?; con ello, la democracia, los derechosy sus obstáculos son cuestiones de las cuales el individuo se abstrae; solo hacen parte de una realidad externa(lizable). Sin embargo, de vez en cuando conviene angustiarse, es decir: darse el lugar para pensar en medio del vértigo, contra el vértigo.

A solas consigo misma, la democracia como promesa permanentemente inconclusa y sus instituciones se encuentran amenazadas de tornarse en unaidea vacua, sustituibles por el mercado en tanto que campo integrador y regulador de las fuerzas sociales de los otrora sujetos -con potencial de ciudadanía- ahora consumidores-as, mas, ¿qué sucede entonces con sus derechos cuando, pese a la permanencia histórica de una deuda social del Estado colombiano frente a su vigencia real, se tornan en mercancías - servicios?, concretamente: ¿puede el mercadoaportar en la resolución de la estructuralidad de las violencias en nuestro país?.

Considerando que de cara al mercado la capacidad de pago es el atributo condicionante del acceso del agente económico al ejercicio del poder decisional, se encuentra que su participación es un cálculo económico antes que un asunto político o cultural, con lo cual se devela un dispositivo de consumo en lugar deun derecho y, en tal sentido, solo participan en el acceso a los bienes y servicios socialmente producidos quienes dispongan de los recursos económicos para ello, es decir el mercado se funda en la operación de un mecanismo de exclusión real, vulnerador de la calidad de vida y limitante de las potencialidades del ser humano y sus posibilidades de ejercer la libertad, profundizando así la injusticiasocial y la brecha económica (en la que se afincan algunas de las bases del prolongado conflicto político armado nacional). Y sí quienes resultan excluidos-as (marginados) son mayoría poblacional en el país ¿no contraría esto el espíritu de las democracias como gobierno de las mayorías?.

Se objetará sin embargo, que entender la democracia en términos de mayorías corre el riesgo de entenderlacomo una tiranía legitimada ampliamente por las bases poblacionales, con lo cual se abroga para el mercado el poder de brindar elementos de diferenciación – singularización de las minorías. Empero, ello se expresa reducidamente en términos de estéticas posicionales operadas en función de la distinción y el estatus social, no del posicionamiento político cualquiera que este sea.

Conviene...