pensar la juventud

- Yo quería comprar algo, porque
- Esto es un Museo, las cosas no
se compran
Sentada en las escaleras de un Museo
de la ciudad observo a un niño y su
madre que ya terminaron con su
visita almismo y en una pausa de mi
música logro escuchar esa
pequeña conversación. Motivo
suficiente para reprochar al mundo.
Ellos, niños, hijos de la era de la
tecnología, la globalización y
elconsumismo. Ellos que parecen no
saber lo que es el arte. Ellos que
definen a un museo como un lugar
insulso. Ellos que pasan horas
sentados frente a una pantalla
alienizadora, que les cuadra
lacabeza con dibujos cada vez
más vacíos de significado, con tiras
de humor llenas de blasfemia donde
burlarse de otro parece que vale más
que contar una
historia, con vídeos juegos llenos de
armas,sangre, muerte, violencia. Ellos
que en la escuela ya no estudian para
aprender sino como obligación con
maestras al borde del pánico, cada
vez menos exigentes, con
manuales cada vez más básicos.Ellos,
que viven para consumir cuanto
producto se les presente en las
narices. Ellos que ya casi no leen. Ellos
niños robot alejados de esos juegos
al aire libre.
La noche anterior a esteepisodio,
mientras esperaba el colectivo que me
llevaría al incierto destino de mi
noche, observaba a un grupo
de chicos hamacarse bajo la luna en la
plaza del barrio. Me agarró melancolía,
fui felizpor ellos tan jóvenes y
despreocupados, llenos de vida.
Envidie como sus cuerpos se
balanceaban a la par del viento, añoré
el chirrido de las cadenas de las
hamacas, admiré las sonrisas y
lacapacidad de esos chicos de vivir el
momento sin preocuparse por lo que
iba a pasar cuando el juego se
terminara. Quise tener esa edad,
recordé las plazas que con toda mi
inocencia poblé en miinfancia, de las
interminables horas entre tierra,
hamacas, toboganes, pasto y
trepadores. Que feliz que era en esas
horas!
Vuelvo al nene que con toda
desilusión salía del museo por no
haber...