pepe

espués de un escueto viaje en bús, llegas a tu lugar de trabajo. Entras por la puerta mecánicamente. Inconscientemente te dejas llevar por la atmósfera del trabajo y metódicamente te ciernes en el diseño de la sortija, la cual trabajas con deseo y ánimo. Quedará genial. Aún quedan muchas horas de trabajo, y a pesar de tu magánime deseo por terminar, notas la pesadez de la rutina. Así que decidesinstalar un pequeño televisor portátil que te regaló Joanne hace tiempo. Y una vez más, qué haría sin ti... Comienzan las noticias. Observas sin interés al periodista, que suelta su parrafada habitual con voz inexpresiva, fría, desprovista de toda pasión. pero empieza a decir algo que te llama la atención ligeramente. Al parecer, ha habido un par de casos de violencia al norte, en Roseville.Varios muertos, desfigurados y en su defecto, privados de sus entrañas, desperdigadas en el pavimento. Vaya, eso está relativamente cerca. Allá por Roseville estarán dándole al LSD, no sé, no me importa. Pierdes interés, y te rindes de nuevo en la labor.espués de un escueto viaje en bús, llegas a tu lugar de trabajo. Entras por la puerta mecánicamente. Inconscientemente te dejas llevar por la atmósferadel trabajo y metódicamente te ciernes en el diseño de la sortija, la cual trabajas con deseo y ánimo. Quedará genial. Aún quedan muchas horas de trabajo, y a pesar de tu magánime deseo por terminar, notas la pesadez de la rutina. Así que decides instalar un pequeño televisor portátil que te regaló Joanne hace tiempo. Y una vez más, qué haría sin ti... Comienzan las noticias. Observas sin interésal periodista, que suelta su parrafada habitual con voz inexpresiva, fría, desprovista de toda pasión. pero empieza a decir algo que te llama la atención ligeramente. Al parecer, ha habido un par de casos de violencia al norte, en Roseville. Varios muertos, desfigurados y en su defecto, privados de sus entrañas, desperdigadas en el pavimento. Vaya, eso está relativamente cerca. Allá por Rosevilleestarán dándole al LSD, no sé, no me importa. Pierdes interés, y te rindes de nuevo en la labor.espués de un escueto viaje en bús, llegas a tu lugar de trabajo. Entras por la puerta mecánicamente. Inconscientemente te dejas llevar por la atmósfera del trabajo y metódicamente te ciernes en el diseño de la sortija, la cual trabajas con deseo y ánimo. Quedará genial. Aún quedan muchas horas detrabajo, y a pesar de tu magánime deseo por terminar, notas la pesadez de la rutina. Así que decides instalar un pequeño televisor portátil que te regaló Joanne hace tiempo. Y una vez más, qué haría sin ti... Comienzan las noticias. Observas sin interés al periodista, que suelta su parrafada habitual con voz inexpresiva, fría, desprovista de toda pasión. pero empieza a decir algo que te llama laatención ligeramente. Al parecer, ha habido un par de casos de violencia al norte, en Roseville. Varios muertos, desfigurados y en su defecto, privados de sus entrañas, desperdigadas en el pavimento. Vaya, eso está relativamente cerca. Allá por Roseville estarán dándole al LSD, no sé, no me importa. Pierdes interés, y te rindes de nuevo en la labor.espués de un escueto viaje en bús, llegas a tu lugar detrabajo. Entras por la puerta mecánicamente. Inconscientemente te dejas llevar por la atmósfera del trabajo y metódicamente te ciernes en el diseño de la sortija, la cual trabajas con deseo y ánimo. Quedará genial. Aún quedan muchas horas de trabajo, y a pesar de tu magánime deseo por terminar, notas la pesadez de la rutina. Así que decides instalar un pequeño televisor portátil que te regalóJoanne hace tiempo. Y una vez más, qué haría sin ti... Comienzan las noticias. Observas sin interés al periodista, que suelta su parrafada habitual con voz inexpresiva, fría, desprovista de toda pasión. pero empieza a decir algo que te llama la atención ligeramente. Al parecer, ha habido un par de casos de violencia al norte, en Roseville. Varios muertos, desfigurados y en su defecto, privados de...