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El imperio de la media luna liderado por los turcos, otrora fabulosamente rico y poderoso, era entonces poco más que un títere de la Gran Bretaña, un estado "tapón" destinado a evitar el acceso de losrusos al Mediterráneo, como lo demostró la Guerra de Crimea, aquella entre cuyos rezagos quedó una gran partida de babuchas del ejército turco que algún comerciante compró para venderlas en la Argentina, dando origen a las bombachas de campo.
El joven sultán no pudo torcer el malhadado destino y se dedicó a precipitarlo dilapidando las arcas reales en las 248 salas, 2.700 ventanas y 4.500metros cuadrados de alfombras de seda del Palacio de Dolmabahçe.
El 29 de julio de 1841, mientras avanzaba esta obra fantástica, irresponsable y final en la hermosa Constantinopla, nacía Henri Fayol, hijo esperado de una acomodada familia francesa afincada temporalmente en Turquía.
Turco de nacimiento pero tan francés como las baguettes, a los 19 años ya tenía su diploma de ingeniero civilespecializado en minas; muy joven, por cierto, pero tres años mayor que los que acusaba Abdülmecit al asumir el sultanato.
Racional, práctico y positivista –como cabía a todo intelectual de entonces-, ingresó en el importante grupo minero y metalúrgico Commentry Fourchambault.
Al cumplir 49 años coronó una serena y sólida carrera, llegando a la mejor posición en el peor momento. Alcanzó la máximaresponsabilidad de un grupo al borde de la quiebra y, tal vez prevenido por la historia de Abdülmecit, evitó los palacios y se dedicó a caminar las fábricas y oficinas que tan bien conocía después de 28 años de diarios afanes.
Habló con capataces, operarios, tenedores de libros y tinterillos, preguntó mucho y, sobre todo, obviedades:
"¿Cuál es su responsabilidad?", "¿Quién o quiénes le danlas órdenes de trabajo?", "¿Hace una estimación de sus requerimientos de materia prima?", "¿Planifica las tareas de su equipo? ¿Cómo lo hace?".
Como los médicos de entonces, mirando, palpando y preguntando llegó al diagnóstico: la Commentry Fourchambault agonizaba por falta de administración. Con su terapéutica, advino el orden y el árbol talado retoñó.
Fayol dio a conocer el tratamientoseguido para revitalizar la empresa en una serie de artículos que publicó el boletín de la Sociedad de la Industria Minera en 1908, agrupados con el título: "Los principios generales de la administración".
Allí, asegura que los fines de la administración son:
-Asegurar en toda la empresa la unidad de acción, disciplina, anticipación, actividad, orden, etc.
-Reclutar, organizar y dirigir lafuerza de trabajo.
-Promover la buena relación entre las áreas de la empresa con su contexto.
-Coordinar y alinear los esfuerzos.
-Velar por la satisfacción de los accionistas, gerentes y trabajadores.
Algunos de los principios que siguió para lograr estos fines fueron:
División del trabajo: genera habilidad y eficiencia.
Disciplina: es lo que deben aprender las empresas de lasmilicias, el cumplimiento de las normas y el respeto por los jefes.
Unidad de dirección: un solo jefe y un solo programa de trabajo. Sus funciones son planificar, organizar, dirigir y controlar.
Centralización: genera economía de recursos y mejora la toma de decisiones.
Línea jerárquica: la información debe subir por la línea y las decisiones deben bajar por ella.
Equidad: no sólo en ladeterminación del salario, sino que la equidad debe regir todas las relaciones con el personal.
Estabilidad del personal: aunada a la división de tareas, es la base de la eficiencia del trabajo.
La difusión de estos principios tan sensatos fue lenta; la primera edición de "Administración industrial y general" es de 1917, casi 10 años después de la publicación por partes en el boletín de la...
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