Pequeño poema
No porque ya estuviera vieja, tampoco porque le faltara un poco de pintura en cada rincón que pudieras ver, era simplemente el hecho de permanecer allí que ya de por sí solo agobiaba.
Ahí fue cuando le conocí, en una fiesta de jóvenes idiotas quesimplemente buscaban meterse en problemas, así sea con sus propios padres con quienes discutiesen. Ya era pasada de la medianoche y mis amigas ya tenían a sus parejas a su alrededor. Y yo… bueno… Yo estaba sola.
Tomé un vaso con alcohol y empecé a caminar por el alrededor de la sala, para ya luego salir y sentarme en el césped del jardín trasero. Era una noche hermosa, aparte de las luces que salían de laruidosa casa, el cielo por si solo se iluminaba. La luna brillaba y las estrellas parecían luciérnagas blancas a su alrededor… Sí, una noche perfecta para una chica romántica como yo. Fue cuando quise ya irme de allí, ¿qué podía hacer en una fiesta cuando la noche era para pasarla en un parque sola? Me tomé lo poco que quedaba en mi vaso y fui en busca de mi bolso.
Cuando ya me despedí de todos,apareció él. Llamó mi atención, pero yo en ese momento lo que quería era irme. Para mí, era un chico más en la fiesta. Pero para él no lo era, me sonrió desde lejos y quise desviar cualquier contacto visual. Apresuré el paso entre empujones para salir de la casa y una mano tomó la mía dejando un pequeño papel. No supe de quien era, me trataban a empujones las personas bailando, y exactamente,tampoco me importaba mucho. Lo guardé en el bolsillo de mi bolso y terminé por salir en busca del parque que tanto deseaba.
Pasaron dos o tres semanas, tal vez más, cuando me acorde del pequeño papel y cuando lo hice, fue en el momento de hacer limpieza del pequeño bolso que poseía. La nota, arrugada hasta decir basta, tenía un garabato que se podía leer como “Llámame” y un número de teléfono. Nadamás.
Pero mi curiosidad va más allá de mi conciencia sana y al día siguiente escribí un mensaje al número. Al ver que ese día no me responderían al terminar este, deseché alguna esperanza de un comienzo de amistad. Bah, número equivocado, tal vez.
Sin embargo, al día siguiente, recibí un mensaje del dichoso número desconocido. Aun no entiendo por qué pero tuve una alegría típica de niña al recibiruna sorpresa. Allí empezaron los días interminables de conversaciones divertidas.
Yo no conocía al chico que estaba al otro lado del teléfono, e incluso llegó un momento en que las dudas empezaron a salir. ¿Y si era un acosador, o violador? Yo vivía sola y tenía muchas razones para atacarme, ¿no? Pero había algo que me daba confianza al hablar con esa persona. No lo sé, tal vez el hecho de quecomprendiera más que mi familia con todos los años que llevaba conociéndola. ¿Absurdo, no?
Pero luego, los estudios pudieron más con esos mensajes, y poco a poco iba hablando menos con esa persona, con excusas baratas como que tenía que estudiar, o trabajar. Incluso varias veces le dije que tenía tanto sueño por la faltas de horas sin dormir que no asistiría todo un día a clases para poder dormircómodamente. Su repuesta me molestó puesto que decía que lo único que hacía era dormir, tanto que ya parecía una morsa. No le volví a responder después.
Sucedió entonces, luego necesité una casa. La señora que me alquilaba el muy pequeño apartamento que habitaba había muerto y sus hijos me reclamaban su, poca, herencia. Resultó un día que, mientras caminaba por una plaza, en un cartel lleno de anunciosy alguna estupidez espontánea, un anuncio de una grande casa a la venta llamó mi atención. Prometía mucho, cerca de mi universidad, urbanización segura y lo mejor, decía que estaba en el presupuesto de cualquier estudiante. ¡Justo lo que necesitaba! Me sentí regocijante de alegría y quise compartirlo con alguien, sobre todo con aquel chico que desde algún tiempo no mensajeaba. Olvidé mi...
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