Perdón - Iglesia Católica

PERDÓN
Cita Bíblica:
(2 Corintios 5, 20) «En nombre de Cristo os suplicamos: ¡reconciliaos con Dios! »
(cf Mt. 18, 21-55) “El siervo perdonado tan generosamente por el amo, no supo perdonar a un siervo que le debía cien denarios, cuando él debía cien mil”
(Lc 7, 47) "Quedan perdonados sus muchos pecados, porque ha mostrado mucho amor"


Objetivo:
Explicar el Sacramento de laReconciliación por medio del Perdón de Dios; volviendo a experimentar su amor incondicional cada vez que reconozcamos, asumamos y decidamos enmendar nuestros errores.

Centreo:
Fuera de la casa de Dios Padre encontramos oscuridad, frialdad, inseguridad, indiferencia de los demás, tristeza. Y cuando tengamos la desgracia de alejarnos, aún hay posibilidad de volver, arrepentirse y abrazar a Dios, quedesde siempre ha dejado la puerta de su corazón abierta a todos. No nos alejemos de la casa de Dios Padre. En la casa de Dios Padre encontramos la luz, el calor, la seguridad, alegría y el amor. Es posible acercarse a Dios siempre.

Desarrollo de la propuesta:
1. Que es el Perdón – Tiempos de Jesús
2. Porque Perdonar
a. Hasta donde perdonar
b. No Confundir el Perdón con la Codependencia
3.El perdón produce grandes beneficios, tanto a nivel personal como en relación con los demás y con Dios.
a. Aceptación serena de ti mismo
b. Caridad Interna y Externa
c. Paz
i. Con Dios
ii. Conmigo mismo - VIVENCIA
iii. Con los demás
iv. Con el mundo
d. Amor misericordioso de Dios
4. Porque confesarse
5. La experiencia del Perdón
a. Confesión– Examen de Conciencia
b. Penitencia
c.Acto de Contrición

Propuesta:
Comprendamos, verdaderamente, con la mente y con el corazón, la necesidad y la alegría de vivir la experiencia del encuentro, en el que Dios puede darte su perdón mediante el ministro de la Iglesia. Crea en ti, un corazón nuevo, pon en ti, un Espíritu nuevo, para que puedas vivir una existencia reconciliada con Él, contigo mismo y con los demás, llegando a sertú también capaz de perdonar y amar.

1. Que es el Perdón – Tiempos de Jesús
Todos recordamos aquella escena en la que una gran muchedumbre traía a una mujer sorprendida en adulterio. Venían con piedras en las manos, dispuestos a apedrearla. Jesús les dijo, retándoles: “El que esté libre de pecado, que tire la primera piedra”. Y ese Jesús, al ver que nadie le tiraba piedras, le dice: “¿Nadie teha condenado, mujer? Yo tampoco te condeno”.

Por experiencia sabemos que los hombres no perdonan ni olvidan; pero es un alivio oír de labios de Jesús aquellas palabras: “Yo tampoco te condeno”; porque todos sentimos en lo más hondo del alma la necesidad grande y dolorosa de que Dios nos perdone.

No es difícil aparentar ante los demás ser hombre de bien o mujer honesta, pero ante Dios, noqueramos guardar las apariencias, porque no podemos. En el fondo, Dios nos asusta. Y algunas veces nos preguntamos seriamente: ¿Podrá Dios perdonarme a mí? Hay algunos que ya no se lo preguntan, sino que se dicen a sí mismos con una tremenda seriedad: “Yo no tengo perdón de Dios”. Es la misma frase que debió decir Judas cuando vio que su traición le costó la vida a Jesús: “He pecado entregando sangreinocente”. ¡Muy bien dicho!

Entró en el templo y arrojó 30 monedas en la cara de los sacerdotes y escribas. ¡Muy bien hecho! Judas todavía conservaba algo bueno. Esa frase y esas monedas fueron dos hechos grandes dignos de un buen hombre. Pero en ese momento en que pudo cambiar totalmente su vida, se atravesó en su mente una desesperada y terrible convicción: ¡No tengo perdón de Dios, no tengoperdón de Dios! Y fue y se ahorcó.

En vez de volver a ver a Cristo, a pedir perdón, nos vamos ahorcando poco a poco en la desesperación. Seguimos los mismos pasos y los mismos pensamientos: “He pecado muchas veces, ya no me puede perdonar Dios”.
Quizá también tiramos las monedas a la cara del demonio o de una persona, pero nos falta el paso más importante, el mismo que le faltó a Judas, el...