Perdi La Virginidad A Los 14
Alguna vez por casualidad conalgo de curiosidad y culpa posterior, descubrí, como los conquistadores que tratando de llegar a Indias llegaron a América, el potencial de placer cósmico que se escondía entre mis piernas. Pero la culpa fue superior a todo goce, así que no me aventuré más en esa extraña experiencia autoinducida. Además eso de quedar sonriente, convulsionada y sola, en un baño, una cama, o en cualquier lado, es lejoslo más atroz que puede haber. Y como desde pequeña los sucedáneos, los remedos, y el principio del placer no fueron de mi agrado ni mi guía, no seguí profundizando en esa área de la investigación corpórea.
Además, para mí el corazón-cerebro era un órgano más vital e importante que la vagina. Con los años la cosa se divierte y se revierte, no queda otra, si quieres sobrevivir, la vagina duelemenos.
Viví enamorada del amor, del amor imposible, del chico que no me pescaba, porque los otros que no eran pocos, me parecían aburridos, “lateros”, simplones, hasta lesos con sus letanías, cartas y galletas de amor. (Galletas porque yo reencarnaba el monstruo come galletas). Ellos, galanes, me regalaban, ofrendaban, donaban galletas obleas -mi máximo placer-, envueltas en dulces cartasde amor y corazones flechados para siempre. Tal cursilería nunca llegó ni a mi cerebro, ni a mi corazón, ni al punto de inflexión aquel, en que pierdes los valores, la ética y los principios que guían tu vida.
Quizá quizá, peut-etre, may be, por ahí se fue, y perdí, el amor de mi vida… en alguno de esos actos de despecho, desprecio e indiferencia. Hace poco en una de estas redes de internetreencontré o me reencontró el primer “pro-lolo” que tuve. Y después de 30 años, me declaraba a través de la red – espacio en que puedes declarar cualquier cosa sin correr el riesgo de que el otro te cobre la palabra – su amor y su error de no haberme metido en su maleta de la vida como novia raptada en medio del desierto.
De mi pérdida de virginidad a los 14 años. Ni trauma. Ni culpa. Ni dulcerecuerdo. De ese verano recorriendo Europa fumándonos hasta el pasto de los Campos Elíseos, nada especial. Nada personal. Un cruce de calle a media penumbra. Y el hermano mayor de mi mejor amiga deslizándose en mi cama por las noches para jugar al juego sofocado y transpirado bajo las sábanas.
Salvo un detalle infaltable: me enamoré. ¿Y cómo no? ¿Quién no se ha enamorado del hermano mayor de su mejoramiga? Además, obviamente, yo creía que después de cruzar el himen, contigo para siempre y para toda la vida era un dato de la causa. Esa machista que mora en una y piensa que si le diste sexo, ahora tendrá que quedarse a tu lado, for ever than ever. Si compartes fluidos el resto viene por sí solo. El primer hombre de tu vida (tardamos varias vidas en comprender que nunca fue, el primer hombre denuestras vidas)…tiene que quedarse para siempre ¿No fue ese el cuento que nos leyeron cuando niñas?. Como sea me enamoré.
¡Cómo nos cambia la vida! Ni con hijos de por medio pensaría hoy, que un alguien se inscribe en la sangre y en el corazón por mero intercambio de fluidos o de ADN o de VIH, y menos que debe estar a mi lado para toda la vida. Con suerte si se acuerda por la mañana lo que...
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