Perdido en la oscuridad
OSCURIDAD
YOLANDA PINTO
--¡¡ Hola, buenas noches¡¡¡ ¡¡¿hay alguién ahi?¡¡ Necesito ayuda¡¡ ¡¡Si me
podrían abrir por favor¡¡
Dexy y Napo no cesaban en ladrar y de gruñir con
vehemencia defendiendo la casa de cualquier intruso con su propio
instinto territorial de animal.
---!! Dejarme abrir, dijo Freddy a sus perros intentando
apartarlos de la puerta, vamos a ver quién llama ¡¡.Freddy abrió la puerta y se encontró a un hombre
empapado por la lluvia, llevaba una camisa blanca y un abrigo de pana
marrón que parecía más bien un felpudo por el agua que le había caído
encima, el pelo lo llevaba aplanado sin forma y con un flequillo mojado que
le cubría parte de la frente hasta casi los ojos, a pesar de los veinte años
transcurridos, Freddy identificó perfectamente la fisionomíade su visitante,
aún las hebras de pelo blanco que le alternaban su morena cabellera sus
facciones aunque más envejecidas seguían siendo las mismas, la misma
mirada de lobo aterrador aunque en este momento bajo la lluvia tenía los
ojos semicerrados por las gotas que le caían del flequillo molestándole se
los abría totalmente. Aquel hombre no era otro que Don Luis.
--Sí dígame, ¿qué le pasó?, ledijo Freddy desde la
puerta.
--Perdone, con la intensa lluvia que está cayendo me
desvié en un cruce por error, ni el movimiento rápido al máximo de los
retrovisores me dejaban ver los carteles indicativos con precisión entrando
en este sendero que no está pavimentado, creo que mi coche chocó en
los bajos con algún pedrusco que ha perforado el cárter y se paró en seco,
no haciendo ningún contactoel motor cuando lo he intentado varias veces
arrancar. Para colmo debemos de estar alejados de la ciudad porque mi
móvil no tiene aquí cobertura. Quizás usted tenga teléfono fijo para poder
llamar a una grúa o a mi familia.
Freddy se alegró de que Don Luis no lo había
reconocido, eran cientos los presos que pasaban por s control
.diariamente y de verlo a él ya habían pasado veinte años.
--No sequede ahí fuera, le dijo Freddy con
amabilidad, persuadiéndolo a pasar. Hace una noche de perros, está
usted empapado.
--Gracias dijo Don Luis agradecido. Fijesé estoy
calado hasta los huesos y gracias a dios que al menos he encontrado esta
casa porque llevo andando un buen rato en la oscuridad de esta ladera.
Está todo esto deshabitado. Me alegro de al menos haberle encontrado a
usted.
--Sí dijoFreddy, nos encontramos a veinticinco kms del
núcleo urbano más cercano, es cierto que estamos bastante apartados sí.
Entre por favor, me da apuro verlo tan empapado con el frío que hace.
--Gracias dijo Don Luis mientras entraba con cara de
circunstancias pero preocupado por los ladridos amenazantes de los dos
mastines.
--Quítese el abrigo, le daré una toalla para secarse y
jersey y un pantalón depijama de los míos, puede ponérselos, quítese
mejor también la camisa, lo tiene todo empapado. Como ve no tengo
chimenea paro por lo menos se sentirá mejor seco.
--Uff muchas gracias, le decía Don Luis a Freddy
mientras se quitaba toda la ropa mojada. Es usted muy amable.
Cuando ya se colocó el jersey y el pantalón del
pijama en el cuarto de baño, salió con la imagen propia de un niño cuando
salede la ducha buscando la aprobación de mamá por como le queda la
ropa que se ha colocado tras el baño. Don Luis se miraba a sí mismo de
arriba abajo y se giraba sobre sí mismo. --¿qué cómo me ve? No es el
estilo de pijama que me compra mi mujer pero al menos estoy aquí
resguardado del aguacero helado que cae. Muchas gracias, le volvió a
repetir agradecido Don Luis, mientras los dos mastines estabansentados
enroscados sobre sí mismos en el suelo al lado del sofá donde se
encontraba Freddy.
--¿donde dejó su ropa mojada? Preguntó Freddy
con actitud de ayudarle.
--La dejé en un rincón del cuarto de baño, espero
que no le moleste, o si tiene otro sitio mejor dígamelo.
--Tráigala aquí mejor, señaló Freddy abriendo una
ventana que daba a un lavadero, déjela aquí junto a la pila de lavar
grande,...
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