perfil del conquistador
El signo caballeresco español y el desconocimiento que inicialmente se tenía de la
guerra contra los aborígenes hicieron que la Corona otorgaraprerrogativas y territorios a caudillos o gobernadores capitulantes como contraprestación a su inversión económica y al compromiso de velar por la seguridad de lascolonias.
Como inmediato colaborador en la empresa, el llamado gobernador capitulante enganchaba capitanes, algunos de ellos veteranos de guerras en Europa, especialmente de lacampaña de Italia, y otros sin mayores conocimientos militares, los cuales reclutaban para conformar compañías de entre 50 y 100 hombres, que eran rigurosamentedisciplinados, aunque no recibían mayor instrucción militar.
Las expediciones estaban integradas por grupos humanos heterogéneos, reclutados en las diferentes capas sociales, lagran mayoría pobres y desposeídos que nada tenían que perder en la península y, consecuentemente, identificados
por el afán de adquirir riquezas y fama o, cuando menos,aventuras ricas en esperanzas. El soldado raso, para poder embarcarse, tenía que sufragarlo todo para su subsistencia, desde el valor de la travesía hasta su vestuario yalimentación; sus armas también debía adquirirlas al gobernador, a su capitán o a
un mercader y constaban de una rodela para su defensa y protección y de una ballesta o unalanza para el ataque. Sólo inicialmente, o en contadas ocasiones, fue pagado por la Corona, y apenas le correspondía una quinta parte de lo que tocara a su capitán o caudilloen el reparto del botín. Entre el capitán y el soldado
raso, se organizaban los arcabuceros y jinetes, con algún grado y jerarquía, que
disfrutaban de ciertas ventajas.
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