perico trepa por chile
¡
FALTA UNA
!
L
E PARECIÓ QUE
recién se había dormido cuando su padrelo despertó remeciéndolo. Salió de la cama sin despertar asu hermano chico. Su madrastra y la hermanitamenordormían aún.La cocinilla estaba encendida y el cuarto olía a café ypan tostado. Su padre removía unas tortillas sobre lasbrasas y la leche subía en la olla, El desayuno tenía unsabor especial, así,compartido entre él y su papá.—Te pondrás mi poncho viejo. El frío pica mucho a estahora —le dijo el padre.—¿Puedo llevarme un cuchillo? Quiero hacerme unaflauta de caña explicó Perico.El padreeligió uno. No tenía mango ni filo, pero eso noera problema ya que lo afilaría en una piedra. El poncho, alponérselo, llegó al suelo. Mejor, así lo calentaba entero.—No te entretengas demasiado con laflauta. Recuerdaque estarás trabajando y cuidando del ganado. No puedeperderse ni una sola oveja.Salieron juntos y levantaron la tranca del corral. Lasovejas se empujaron impacientes por salir a comerypartieron atrepellándose en la escasa claridad.Perico las siguió y en el camino ubicó a tientas unascañas que cortó para llevar consigo.—Mientras esté oscuro, no te preocupes. Las ovejasestarán juntas yno se moverán comiendo el pasto conrocío. Cuando terminen de ramonear, ya habrá aclarado.Trotando junto a su padre, sintió Perico que secalentaba, a pesar del aire helado. Los días empezabanaalargarse cuando llegaba el verano.Por fin se detuvo el rebaño; el padre de Perico sedespidió repitiendo sus recomendaciones, y volvió a casa.Perico
re
dejó caer sobre los cojines de pasto áspero yhúmedo yafirmó su cabeza en el morral, para dormir otropoco. El poncho tenía un olor familiar y casero que lohacía sentirse acompañado mientras miraba el cielo,donde entre vapores de niebla navegaban lasestrellas.Descubrió entre ellas unas que parecían un volantíngigante y pensó ponerles nombre; pero el sueño le cerrólos ojos.Lo despertó un extraño cosquilleo. Algo corrió sobre sucuerpo y llegó a...
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