PERIODISMO
planeado un curso de metodologías para la enseñanza radiofónica. Por esas confluencias astrales—invitados unos, llegados a tiempo otros— nos dimos cita en Quito 22 capacitadores y capacitadotas
de América Latina y el Caribe, representando a varias instituciones de carácter regional.
En torno a la mesade trabajo, habíamos empíricos y académicos, populares y comunitarios, jóvenes
y calvitos, ellas y ellos, muy diferentes concepciones y trayectorias. Los debates prometían ser de
alta temperatura.Pasaban los días y no pasaba nada. Se discutía a fondo, sí, pero los puntos en común eran
abrumadoramente mayores que los desacuerdos. Tantos, que al cabo de diez días nos desafiamos
a inventar unaplataforma de acción para compartir no solamente criterios y metodologías, sino algo
mucho más ambicioso: el sueño de democratizar las comunicaciones en nuestro continente. De ahí
surgió el Grupo delos Ocho.1
Me encomendaron redactar la memoria del encuentro. Recibí un lote de 40 casetes donde dos
puntuales secretarias habían grabado todas las sesiones. Las transcribí y me sentí agobiado.Como siempre ocurre en estos casos, los debates hablados, puestos en papel, resultaban tan ricos
como desordenados. Mucho sobraba, mucho faltaba. Además, poca utilidad tendrían los criteriosmetodológicos si no se explicitaban antes los de producción. ¿A quiénes queríamos llegar con esta
publicación? ¿Sólo a quienes capacitaban o también a las comunicadoras y comunicadores que,
día a día,enfrentan el micrófono abierto y el libreto pendiente?
Había que correr los postes, abarcar más terreno. Eché mano, entonces, de algunos autores
clásicos, fui sumando mis apuntes personales y lasexperiencias nunca sistematizadas de muchos
años —casi 30— haciendo y enseñando a hacer radio. Así nació este manual.
Y así fue creciendo y llegando a muchas manos y validando la utilidad de los...
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