Periodismo
Por Aleyda Conde.
Ahogare mis pasiones en una copa de vino, que sea demasiado profunda para que todo quede allí…
Por una extraña razón que aún no logro descifrar, tengola finísima constante de fijar la mirada en mujeres de piel madura, con años de experiencia, y no uno, dos o cinco, sino diez o quince años por arriba de mi corta edad. He llegado a pensar dos cosas:la primera, que ese gusto se deba quizás a mi adrenalina de hacer lo que es prohibido, hace daño o mata (como diría un buen amigo), y la segunda, la planteo por el lado de aprender de alguien que havivido lo que a mí me falta por vivir.
Pero más allá de quedarme con esas dos posibilidades que podrían responder a mis apasionados impulsos, navego en una maraña de pensamientos que desembocan enuna ardiente idea: mis bajas pasiones provienen de saber quién soy, de hacer lo que amo y de vivir la vida que disfruto.
Dejarme conducir por caminos que a ojos ciegos dejan entrever la descarga dedebilidades amorosas que traerá exponerse a tan riquísima vivencia, no me hace dar paso atrás, por el contrario, despierta en mí una desmesurada curiosidad de aventurarme en un río de corrientesfuertes, que me arrastre y me deje casi al borde del colapso, con dificultad de respirar, con las entrañas latentes y con una mínima fuerza de ponerme en pie y comenzar de nuevo.
Cuando la sangre pasapor las venas a una temperatura no por debajo de lo caliente, sino por encima de lo que arde, es cuando se conectan mis sentidos, se unen con eslabones que no se pueden separar, se alimentan uno delotro y forman en sí, mi lado débil.
En las palabras comienza el tacto, con una melodiosa frase que me atrae a sus labios, sus miradas en mis ojos baña mis parpados, un vientecillo rodea mi piel, sinduda, son sus agitada respiraciones; los aromas vuelan por mis manos, y justo cuando estamos fundidas en una sola pieza, reconozco que me enloquecen sus carnes y a ellas les enamoran las mías....
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