Periodismo
un paso adelante en torno a la democratización de los medios
Martín Becerra, Guillermo Mastrini y Santiago Marino
(Universidad Nacional de Quilmes y Universidad de Buenos Aires)
En los últimos meses en Argentina se ha retomado un debate tan necesario como ausente para la democracia de las comunicaciones, y por lo tanto para la democracia de lasociedad: la regulación de los medios de comunicación, materializada en la discusión sobre la nueva ley de radiodifusión. Al momento de pensar en este tipo de temas -tan caro a los distintos movimientos sociales que luchan desde hace más de 20 años por democratizar las sociedades- es necesario incorporar elementos al debate de modo ordenado, amplio y concreto, con el objeto de dar cuenta de losprocesos sociales, políticos y económicos que encuadran la situación, para luego aportar lineamientos al debate que debe ser complejo, exigente y consciente de los derechos humanos que están en juego.
Finalmente en octubre de 2009 el Congreso de la Nación argentino sancionó la nueva ley de servicios de comunicación audiovisual (ley Nº 26.522/09) que reemplazó al vetusto y autoritario decreto-ley[1]22.285 sancionado en 1980 por la última dictadura militar.
La nueva ley, como será analizado más adelante, tiene elementos altamente positivos en materia de regulación democrática de la comunicación. El principal hecho a destacar, entendemos que inédito en el mundo, es la reserva del 33% de todo el espectro a organizaciones sin fines de lucro. Basada en una doctrina de derechos humanos, laley procura generar autoridades de aplicación más pluralistas y transparentes, a la vez que presenta una política que limita la concentración en la propiedad.
Más allá de que escapa a los alcances del presente artículo no queremos dejar de señalar que desde nuestra perspectiva, la discusión sobre la regulación democrática de los medios constituye un fenómeno que excede la dimensión nacional, y seenmarca en un saludable proceso latinoamericano. Por primera vez en la historia, la ciudadanía ha encarado procesos de debate y acción en torno a las políticas públicas de comunicación, superando los acuerdos “no escritos” entre gobiernos y dueños de medios. Algunos gobiernos han asumido la iniciativa, ya convencidos de la necesidad de regular la comunicación, ya sea para incrementar su controlsobre el sistema mediático. Más allá de las intenciones de los gobiernos, la ley de radiodifusión comunitaria en Uruguay, las constituciones de Bolivia y Ecuador, la Conferencia Nacional de Comunicación en Brasil, constituyen diversos ejemplos de la extensión y amplitud de enfoques del debate.
En todos los casos, las respuestas de los empresarios de medios han sido coherentes con la defensa delstatus quo y sus intereses, sosteniendo el dogma del mercado autorregulado y de los peligros de la injerencia estatal. Los dos principios organizadores de la resistencia a la sanción de una norma democrática para los medios son: en primer lugar, sostener que la concentración en pocas manos no perjudica la libertad de expresión y, en segundo lugar, que el único poder que restringe la libertad deexpresión es el del Estado y el de su gestión contingente (el gobierno).
Al rechazar el dogma, Gustavo Arballo piensa a los medios como una plaza pública, a la que todos tienen derecho a acceder (y no sólo quienes acreditan más capital económico). “Para que eso pase, el Estado tiene que intervenir, evitar que vayan cuatro tipos a poner un corralito y decir: la mitad de la plaza es mía parasiempre; poner una mínima seguridad para que no haya mafia de punguistas; cuidar que no haya charcos de agua podrida y mosquitos con dengue; delimitar las zonas en las que se pueden poner vendedores ambulantes y las que no; sembrar el césped de los canteros (…)”.
La objeción de los principales grupos mediáticos a la metáfora de la plaza pública arguye que en materia de medios las opciones son...
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