periquillo
Postrado en una cama hace muchos meses entre médicos y enfermedades, esperando con resignación el día en que tengan que cerrarme los ojos, queridos hijos míos, he pensado dejarles escritos los sucesos de mi vida, para que sepan cuidarse de muchos de los peligros que amenazan y lastiman a los hombres en el curso de sus días. Lessuplico que no se escandalicen con las locuras de mi juventud: voy a contárselas sin ocultar nada, para que ustedes escarmienten en mis extravíos.
Nací en México, capital de la nueva España, por los años de 1771 a 1773, de padres que no eran ricos pero tampoco Vivian en la miseria. Ningunos elogias serian bastantes en mi boca para dedicarlos a mi cara patria. Me bautizaron, me pusieron pornombre, Pedro y por apellido, como se acostumbra, el de mi padre, sarmiento.
Mi madre era bonita y mi padre la amaba mucho. Con esto, y con el convencimiento de mis tías, se decidió ponerme una chihuahua, como acá decimos, para que me amamantara.
Tomasa tenía un genio de demonio; me daba poco de comer y, cuando estábamos solos me maltrataba bien y bonito.
Mi padre era un hombre sensato y se oponíaa todas las simplezas de mi madre, así que no permitió que me cubrieran de amuletos para protegerme del mal de ojos y otros peligros imaginarios.
Pero apenas comencé a crecer, bastaba que yo manifestara el deseo de cualquier cosa para que mi madre hiciera lo imposible por dármela, aunque yo no tuviera razón. Otra candidez tuvo la inocente, que fue llenarme la fantasía de cocos y espantajos. Coneso, me fui haciendo de espíritu cobarde, así que todavía a los ocho o diez años no podía oír ningún ruidito en la noche sin que me espantara.
Periquillo va de una escuela a otra
Llegado el día, hizo sus pucheritos mi madre, yo un montón de berrinches, pero nada valió para que mi padre cambiara su decisión: aunque no me gustara, me mandaron a la escuela.
Elmaestro era buena gente, pero no sabía dar clases. No podía mantener la disciplina. En esos días yo vestía saquito verde y pantalón amarillo. Esos colores, y el que mi maestro me llamara Pedrillo, hicieron que mis amigos me apodaran Periquillo. Pero como había otro Perico, una vez que me dio sarna, jugando en el Periquillo Sarniento.
Un día llegó un clérigo para inscribir a un niño en la escuelapero, cuando vio la mala ortografía de mi maestro, le dijo:
-Me llevo a mi sobrino. Usted tiene buen corazón, pero para ser un buen maestro hacen falta conocimientos, virtud y vocación. Y lo único que usted tiene es la virtud.
Después de eso, mi maestro decidió cerrar la escuela, y cada quien en su casa, todos contamos lo que había pasado. Mi padre tuvo que buscarme un nuevo maestro. Cinco díasdespués me llevó a su escuela y me dejó bajo su espantosa tiranía. Mi nuevo maestro era alto, seco, medo canosos y muy bilioso. Estaba convencido de que la letra con sangre entra, y raro era el día en que nos azotara.
¡Qué no hizo mi madre, movida por mis quejas, para convencer a mi padre de que me cambiara de escuela! Pero él se mostró inflexible, convencido de que todo se debía a lo consetidoque yo estaba. Hasta que un día fue a la casa, de visita, un religioso que ya sabía cómo se las gastaba el famoso maestro, y contó tales cosas que mi padre terminó por convercerme y decidío ponerme en otra escuela.
¡Cual fue mi sorpresa cuando la vi! Era muy amplia y limpia, llena de luz y bien centilada. Dos años estuve allí , al cabo de los cuales medio sabía leer, escribir y contar.
Cuandoterminé la escuela, mis padres me dejaron descansar unos días, y luego comenzaron a ver qué sería de mi vida. Mi padre se sentía viejo y pobre y quería que yo tuviera un oficio; decía que más valía que yo fuera un mal oficial que un buen vagabundo. Pero mi madre protestaba:
-¿Tener un oficio mi hijo? ¿Qué dirá la gente- le decía- si ve que el hijo de don Manuel Sarmiento está aprendiendo a ser...
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