Perito contador
Como el bautizo para un cristiano, o como la circuncisión para un judío, los tatuajes (o “pinturas de guerra”, como muchos presos los llaman) son un rito de iniciación enla cultura de la cárcel, y son una necesidad para cualquiera que quiera ser alguien en los círculos de la prisión. Además de ser un símbolo de independencia juvenil y pseudo-madurez, los tatuajes soncomo un tablón de anuncios donde se dice a qué banda se pertenece, los hábitos relacionados con las drogas y el sexo, el historial de encarcelaciones, los vínculos familiares, las tendenciascriminales y otras muchas cosas. Para otros, por supuesto, el tatuaje es una expresión artística seria, y otros que disfrutan exhibiendo determinadas imágenes que, por la propia naturaleza del medio, nopueden ser censuradas. Tengo que añadir que, por las mismas razones, los tatuajes se han convertido en una ayuda para la policía; las pinturas de guerra se fotografían, se archivan y se cataloganhabitualmente para ayudar en las tareas de identificación. Debido a la rápida diseminación de enfermedades como el SIDA y la hepatitis, está totalmente prohibido tatuarse en la prisión. Pero es tan habitualque los presos se tatúen que los guardias apenas hacen esfuerzos para evitarlo, aunque es frecuente que impongan una pena disciplinar si pillan a alguien con un tatuaje recién hecho. Hay tantasherramientas para tatuar como presos que se tatúan, pero la más corriente es el taladro, un pequeño aparato construido a partir del motor de un walkman y que funciona con un par de pilas AA. La tinta puedeser un problema ya que todas las tintas de buena calidad están prohibidas en la prisión; algunos presos muy ingeniosos consiguen pasar de contrabando buenas tintas, o engañando al responsable deactividades de tiempo libre. Pero para la mayoría de los presos la única tinta que consiguen es la de un bolígrafo normal, con el problema de que con frecuencia esta tinta desaparece al cabo de unos años,...
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