Persona
Elízabeth Vogler es una artista cansada de su propia significación como ser humano, aburrida de ser una perfecta mujer y actriz. Casi patológicamente enfermapor su brillante exposición, decide no volver a hablar (luego de una interpretación de Electra) y desentrañar los misterios del mudismo. Se hace cargo de un deseo mutilado, peligrosamente incapacitadodurante gran parte de su vida. Este deseo maniático, viene siendo arrastrado desde la pérdida de su propia “persona”, tras la innumerable cantidad de “máscaras”que le han tocado figurar. Elízabeth seabandona deliberadamente a la búsqueda de otra careta, de otro disfraz, que hable por ella, que la confronte y la desafíe a un nivel de validez absoluta.
Aunque se hable de representaciones,figuraciones y se roce la idea de frialdad y plasticidad por parte de Elízabeth, gran parte de su interior se puede ver en sus falencias .
Ejemplar mujer, en todas sus manifestaciones, ha sufrido elfracaso de los que triunfan, no pudiendo mantener su propio temperamento en el apogeo de su carrera: ha fracasado en su matrimonio y en la constitución de la familia, ha concebido un hijo por el sólohecho de encarnar a una madre embarazada y sentir la glorificación de estar “completa”, olvidando los parámetros de lo real, su vida fue y es para ella una hipocresía continua, que la sublima, laexcede...
Elízabeth, experta en representar perfiles, es inventada a su vez por Bergman para llegar a las más hondas expresiones del ser, lo íntegro, la coraza caracterial y poder justamente,“representar” fundiendo su alma (de ahí quizá el nombre de enfermera y si hablamos en términos efímeros), dejándose fundir sin temor, para ser la única dueña de la individualidad de otra persona.
Antesde abandonar la clínica, hay un momento de fragilidad por parte de Elízabeth frente al mundo exterior al presenciar la imagen de un budista auto incinerándose en protesta contra la política...
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