Personal

Aquél día me levanté pronto, deberían ser las seis y media de la mañana aproximadamente, cuando escuché aquél grito estridente donde los haya, -¡Madre!- exclamé, mas nadie respondió a esta palabra.
Estaba en casa, y mi madre debería estar durmiendo a estas horas, pero, claro, después de esto, no lo creo. Al levantarme de la cama y asomarme por la ventana, vi que las tierras de los alrededoresestán totalmente carbonizadas y aún humeantes, me dirigí hacia el armario y cogí el bokken que tenía escondido entre un montón de ropa que debería haber estado presente para la colada, aunque tan sólo fuera una espada de madera, un palo afilado, estaba en buen estado y preparado para defenderme. Notaba como mis rodillas temblaban, mi corazón latía como nunca y los sonidos cercanos a mí seescuchaban mucho más claros.
Al llegar al pasillo, mis temores se vieron más que asentados en lo más profundo de mi alma, estaba escuchando pasos, pasos que se arrastraban a la habitación de mi madre. Corrí todo cuanto mis piernas me permitían y por suerte, pude ver el rostro a esa infame criatura, a la cual le propiné una fortísima estocada en lo que humanamente sería el pecho. A diferencia de misexpectativas, el bokken lo atravesó con una facilidad pasmosa. La criatura, soltando un gemido de dolor indescriptible, me lanzó un fuerte manotazo, con tanta fuerza, que salí despedido hacia la pared donde me quedé inconsciente durante un largo tiempo.
Me despertaron unos cañonazos un tanto familiares, había un insoportable olor a plasma y ozono mezclado con ese olor a sangre después de unaguerrilla, miré a mi alrededor, me percaté de que ya no estaba en mi casa, ni mucho menos, parecía más bien un campo de batalla, el cielo era rojo carmesí, seguramente debido a los gases liberados después de cada disparo. – ¡Levántate!- Escuché mientras un hombre con un traje negro me cogía del brazo para incorporarme con mayor facilidad.
-¿Dónde estoy?- Pregunté algo mareado.
-¿Conoces la península deAlyard?-.
-Sí, claro, pasé unas vacaciones allí con mi madre el mes pasado.-
-Pues… esto es lo que queda de todo el Complejo de Defensa Planetaria de Alyard.-
-Pero… este planeta era uno de los diez “Securitas Máxima” ¿cómo es posible que haya pasado esto aquí?-
-Lo siento, chico, pero eso es información que sólo las fuerzas de seguridad tienen permitido saber… Ahora, vámonos de aquí, tellevaré a un lugar un poco más alejado, esto se está poniendo, miras las criaturas de la colina del Norte ¿Ves el bicho gigante dorado? Creemos que es el jefe, pero nos es muy difícil llegar hasta él, ya hemos pedido refuerzos, pero tardarán un poco en llegar.- Decía el hombre mientras me conducía a través de las ruinas del Complejo, único foco de resistencia de Alvard. –Por cierto, me llamo Lack, aunquemis compañeros me llaman Traco, como la nave de defensa que fue inaugurada hace poco, ¿Y tú, cómo te llamas?-
-Me llamo, Dorman, tengo 16 años… soy de Luhono… un pequeño pueblo del paneta Korywen. – Tartamudeé.
Lack asintío, me agarró del brazo y me condujo a través de las ruinas hasta un pequeño pasadizo al que accedió hábilmente y al que después accedí yo.
-¿Oye… a dónde vamos? – Pregunté.-A la resistencia, está bajo los muros del Pórtico de Acceso, por eso tenemos que venir por aquí, estamos en los conductos de ventilación del complejo, y… nos quedará aún unos cuarenta minutos de recorrido. – Respondió. – Mientras tanto, puedo responder a toda pregunta que tengas y que esté autorizado a responder, claro. – Añadió con una pequeña risa.
Pensé en preguntarle algo relacionado con sufamilia… pero no me pareció lo mejor en estos momentos, a lo peor podrán haber sido presas de esos infames seres. Al final, me atreví a preguntar:
-Y… ¿Qué hay de tu familia? ¿Tienes hermanos?- Tartamudeé.
-Sí… - Respondió cabizbajo. – Uno de ellos está en el frente de batalla, combatiendo a esas cosas, el otro… murió atacado en una emboscada. Ambos son un poco más pequeños que yo, mis...