Pesquisa de Don Frutos

Teoría y práctica del relato policial argentino según Velmiro Ayala Gauna
Por Juan José Delaney - escritor (Buenos Aires)
Perteneciente a la misma estirpe que la del sacerdote Leonardo Castellani (1899-1981) -el de Las muertes del padre Metri (1942) y Martita Ofelia y otros cuentos de fantasmas (1944), e incluso el de Historias del Norte Bravo (1936)- Velmiro Ayala Gauna (1905-1967), quiencontribuyó al desarrollo del policial en nuestro medio con Los casos de don Frutos Gómez (1953) y Don Frutos Gómez, el comisario (1960), se sirvió también él del paisaje y de la sabiduría de la tierra para animar sus intrigas de crimen y misterio.
En una nota introductoria al primero de los libros mencionados, la que modestamente tituló “Intención”, dice el escritor correntino:

Diversos son losautores que, con acopio de argumentos, sostienen la imposibilidad del florecimiento de un género policial con ambiente y tipos netamente argentinos. Para ellos el detective sólo puede moverse a gusto en las proximidades de Scotland Yard, de la Sureté o del F.B.I., teniendo como campo de acción principal a Londres, París, Nueva York o Chicago. Sus héroes preferidos son aquellos que se deslizan porcalles brumosas, contienden con delincuentes internacionales, cuentan con los inapreciables servicios de los archivos y laboratorios de los departamentos de investigaciones que, por una gota de sudor encontrada en un minúsculo trozo de lienzo, pueden dar al momento el color de la piel, talla y otras peculiaridades físicas y se evitan mayores razonamientos confiando los trabajos de acumular pruebas obuscar indicios a agencias o investigadores privados, que no se sabe cómo ni de dónde los consiguen.

Más allá de que la realidad terminó debilitando la inquietud y de que precisamente el año en que este texto se publicó fue especialmente rico para nuestra narrativa de misterio con novelas como Rosaura a las diez, de Marco Denevi, y Los tallos amargos, de Adolfo Jasca, tras su hiperbólicadeclaración no exenta de ironía, este profesor de literatura se largó a probar que, efectivamente, era posible aquí una literatura policial. El resultado lo constituyen los dos tomos de cuentos en los que logró combinar el inevitable rigor que exige la vertiente clásica con un regionalismo habitado por personajes pertenecientes a la vida real y, por lo tanto, verosímiles que, más allá de las seductorasintrigas, enriquecen la literatura costumbrista local. Es que las tramas maquinadas por este narrador suponen la identificación con la naturaleza lo cual está en la esencia de las letras correntinas.
Alrededor del comisario Frutos Gómez -individuo de mediana estatura, ojos pequeños y renegridos, punteada e incipiente barba, bonachón y hábil escudriñador de enigmas, antihéroe, en fin, respectodel típico pesquisa americano- el humor, los usos camperos, la presencia de la naturaleza siempre en acecho, y el color local, no hacen sino jerarquizar y dar a sus ficciones una identidad única.

–En esta tierra’e machos ser valiente es cosa fácil, lo que cuesta es no andar armando camorra pa demostrarlo -acostumbraba a decir.

Situados en un pueblo evidentemente correntino aunque mítico(Capibara-Cué), los “casos”, en los que no pocas veces aparece el componente paródico, son resueltos mediante la sabiduría popular y aun por la picardía criolla. Esta novedad, este acierto, fue expandido por medios de comunicación como la radio y el cine. (Don Frutos Gómez, el comisario… aparece dedicado a los compañeros del autor en la SADE rosarina y a Ubaldo Martínez, “gran actor, que dio a mipersonaje su voz y su presencia.”)
En su estudio introductorio a Don Frutos Gómez el comisario y otros relatos…, Eugenio Castelli sitúa el nacimiento del personaje en el cuento titulado “Fidelidad”, dado a conocer en Cuentos correntinos (1952). Allí, evoca Castelli, el investigador vernáculo perdona a un paraguayo que dio muerte a otro por trampear en el juego. Esta sola resolución acusa una...