Peter Brook

El elemento básico del acto teatral, según Peter Brook, son dos personas en desacuerdo. El desacuerdo puede ser más o menos explícito, pero en cualquier caso genera un diálogo que constituye el motor de la acción, crea el contexto y retiene la atención del espectador. El reto está en representar con igual convicción ambos puntos de vista, sin permitirse el lujo de juzgar o identificarse con unode ellos por encima del otro. Y si en vez de dos puntos de vista son veinte, entonces “tenemos el milagro de un Shakespeare” (P. Brook, Más allá del espacio vacío, p.37).
      Peter Brook y John Gielgud, director el primero, actor, a veces también director, el segundo, representan dos perspectivas distintas pero a menudo convergentes sobre el teatro. Gielgud (1904-2000), perteneciente por líneamaterna, junto al escenógrafo Gordon Craig, a la saga teatral de los Terry, se formó en la gran tradición de los actores-empresarios shakespearianos de finales del siglo XIX y principios del XX. Sus primeras impresiones sobre la escena están ligadas a decorados coloristas, recargados trajes de época, golpes de efecto interpretativos de estrellas rodeadas por un elenco a menudo de relleno. Sinembargo, tras el momentáneo revival tradicionalista de la posguerra británica, no dudó en adaptarse a los nuevos tiempos, consciente de la necesidad de renovar las formas para volver a dotar de sentido a textos perdidos bajo el fósil de la tradición. En 1950, tras dos décadas de éxito, coincide por primera vez con Peter Brook (1925) en Stratford-upon-Avon para el montaje de Medida por medida. Brookes entonces aún joven. Faltan al menos diez años para el inicio de sus experimentos más célebres: con el teatro de la crueldad en los 60, durante los cuales dirige, entre otras, Marat/Sade; con el Centro Internacional de Investigación Teatral a lo largo de los 70, que le lleva a realizar giras por aldeas perdidas de África con una troupe multiétnica, explorando la expresión corporal, el sonidoinarticulado y, sobre todo, el «espacio vacío». Aun así, el actor dice de este temprano encuentro que marcó en su carrera un antes y un después.
      Gielgud declara no haber comprendido nunca a Brecht ni a Beckett, a su pesar; Brook, en cambio, no podría ser sin el “extrañamiento” brechtiano, la crueldad de Artaud o sin el teatro del absurdo. No obstante, el entendimiento y complicidad entre ambosfueron totales. En la raíz, y en el principio, está Shakespeare.
      Sir John cuenta en Interpretar a Shakespeare cómo, al montar Hamlet en Nueva York en 1964, el elenco americano no dejaba de pedirle motivaciones para los personajes secundarios, a lo que él respondía: “Tú sólo tienes que secundar a Hamlet”. Con eso, de forma un tanto burda y no del todo exacta, puesto que él era el primeroen defender la importancia de tales personajes, no pretendía decir otra cosa sino que el Método, con Shakespeare, no funciona. Gielgud desde su formación tradicional, y Brook desde las vanguardias, entendieron que las obras del bardo no tratan de mostrar una psicología de forma realista, sino que son la expresión de un marasmo de ideas en conflicto. La tarea del director y el actor, a la hora deinterpretar un personaje, es, en primer lugar, comprender su esencia en relación con los movimientos internos del texto y con los otros personajes, y entonces representarla de cara al público, disponiendo ante él un conjunto de elementos externos que ayuden a revelar el sentido. Gielgud no habla jamás de explorar los propios sentimientos, o de interiorizar, sino de gestos, movimientos en relacióncon el espacio y los demás actores, dicción, sonoridad del verso, vestuario… en definitiva, de cómo percibirá el espectador un personaje que, en términos de Brook, se interpreta como una mano dentro de un guante.
      Más allá del espacio vacío. Escritos sobre teatro, cine y ópera (1947-1987), e Interpretar a Shakespeare son dos libros a la vez coincidentes y profundamente dispares. Donde...