Pinocho
El señor Gepetto era muy conocido en aquella hermosa ciudad tirolesa por su habilidad mas destacada: hacer marionetas de madera. Un poco anciano ya, usaba gafas y, cuando trabajaba, ignorabalo que sucedia a su alrededor.
-no sé qúe nombre ponerle, Fígaro dijo a su fiel gato, acurrucado cerca del muñenco. ¡Ah, se me ocurre algo! ¿Que te parece Picocho? añadió de pronto, con expresiónradiante.
Fígaro meneó su cola en sentido aprobatorío, aunque sin perder de vista a Pepito Grillo, que se calentaba junto al fuego de la chimenea.
-Unos toques más, y ¡ya está! siguío hablando elseñor Gepetto- A mi modo de ver,tiene todas las trazas de un muchachito. ¡ Lo que daría porque mis muñescos se combirtiensen en niños de verdad!
Ese era el sueño precioso del señor Gepetto. Nuncahabía tenido hijos, y quería compensar su añornza paternal con las criaturas nacidas de su arte,
Se había hecho muy tarde.
El señor Gepetto dio la princelada final a Pinocho, bostezó y dijo a Figaro, quele miraba con ojos brillantes:
- Ea hora de dormir.
Se hizo la oscuridad muy pronto, y Pepito Grillo renunció a cenar aquella noche. Cuando se acomodaba en un rincón del salón para dormir,percibió el rsplandor de un hada que había entrado en la habitación
Bella y delicada en extremos, ceñía sedas celestes, als en la espalda y en su frenete feflguia una estrella muy blanca.
-Deseo queadquieras el soplo de la vida, Pinocho dijo el hada, con dulce voz.
Aproximó luego su varita mágica al muñeco, y éste empezó a moverse; y sus ojos se abrieron, mas curiosos que asombrado.
-Eao es convinóel hada, mirandole con deleite. Satisfecha de su obra, se volvió a Pepito Grillo, recomendandole:
-Debes cuidar sus primeras andanzas para que no haga tonterias.
El fugor se desvaneció y Pinochoquedó frente a su padrino más contento que unas castañuelas. Pepito Grillo ,en cambio, se rascaba la cabeza , perplejo ante el encargo del hada :
"Esto es como tener hijo propio. ¡Menudo jaleo!"...
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