Pizarro

En el año 1982, el M-19 acepta hacer un cese al fuego, con la idea de facilitar así el dialogo, el día soñado por fin llegó, se acerca la libertad, gracias a los acuerdos con el presidente Belisario Betancourt salieron de la cárcel muchos dirigentes y militantes del M-19, Carlos Pizarro Salió libre.

Era navidad, aquel festejo en familia no se hacía esperar, después de tantos años de prisiónhijos, padres y demás compañeros militantes (que no estaban en prisión); durante esta época la Dirección Nacional reunida en Panamá decide volver a la clandestinidad. Entonces el frente occidental operaba principalmente en el departamento del Valle del Cauca y el Cauca.

Inmerso de nuevo en la clandestinidad, oculto en las montañas del Cauca, Carlos Pizarro se detiene a pensar en su hija María José,aquella pequeña que crecía a pasos agigantados con la ausencia de su padre, aquella niña con muchas preguntas sin respuestas, con ansias de vivir con sus padres.

Un padre amoroso que lo único que desea es estar cerca a su hija; era una mañana como tantas, en las que el olor de la hierba fresca de la selva, el correr del agua y aquellos sonidos de los animales le traen a su memora la risa de suhija, tantos momentos que se estaba perdiendo a su lado por estar oculto en las montañas.

Cada día que pasaba era un día más lejos de su pequeña, pero aquella lejanía no era un obstáculo para saber de ella, recibir sus cartas, sus libros de colores eran reconfortantes, lograban llevarlo a ese lugar feliz junto a ella, pero para ello debía seguir hacia adelante, luchando por cumplir sus promesas.Durante cada amanecer, la inspiración se apoderaba de Pizarro, cartas dirigidas a su esposa preocupado por el futuro de su hija, eran el único medio que encontraba él para desahogar todo lo que llevaba en su corazón.
Su hija María José, su mayor inspiración, en cada carta encontraba aquel padre amoroso y lejano, preocupado no solo por ella sino por su país, una íntima comunicación entre ella y supadre se lazaba en cada línea que él le escribía, transmitiéndole a ella el cariño y la fuerza necesarias para soñar.

El 23 de Octubre de 1983, María José recibe una carta, cargada de amor y fuerza, donde su padre se deja ver como es, un padre amoroso, un padre que lucha por su hija y que añora pasar tiempo con ella.

“Mi niñita:

Tengo en mi alma para ti un montón de sonrisas y mariposas. Algúndía juntaremos los soles que tú pintas con los soles que yo hago nacer y tendremos para los dos, para los tres y para todos, unas caras felices. La gente nos mirará y van a querer nuestras sonrisas. Ese día llegará; por ahora, que nos toca continuar lejos el uno del otro, recuerda siempre que no importa dónde estés y lo que hagas, yo te amé antes de que nacieras y te amo más hoy que te conozco,hoy que no te sienten rara ni mis ojos, ni mis manos, ni mis sueños.

En este tiempo que yo esté lejos, no me olvides. No dejes que yo me muera en tu corazón y para tu vida. Cuando estés triste, cuando te sientas infeliz en tu vida, piensa en todo lo que tienes y nunca en lo que te falta; piensa en la cantidad de gente que te quiere, las abuelitas, los tíos, los primos y, sobre todo, tu mamá,Claudia, y yo que te amamos sin fronteras. Piensa en que la felicidad está al alcance de tus manos, alégrate de tu belleza y cultívala, y sobre todo, cuida tu inteligencia, cuida la belleza que está dentro de ti, la belleza que sólo tú puedes hacer crecer conociendo al mundo y a los hombres, leyendo apasionadamente y estudiando, que tus ojos brillen porque dentro de ti mantienes encendido y cálido elfuego. Sé sabia, amor mío. Ser sabio es conocer en cada época todo lo que ella nos depara, vivir apasionadamente cada camino y cada extravío, saber siempre que el saber es un árbol infinito donde siempre se escala, ser sabia, mi niñita, es saber gozar de las cosas pequeñas de la vida y saber estar siempre al lado de los ideales justos. Y sé buena, también, niña mía, que tu alma siempre esté...