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aLgunas refLexiones sobre eL Plan Urbano
Ambiental para la Ciudad de Buenos Aires

Algunas reflexiones sobre el PLAN URBANO AMBIENTALPARA LA CIUDAD DE BUENOS AIRES

Algunas reflexiones sobre el PLAN URBANO AMBIENTAL PARA LA CIUDAD DE BUENOS AIRES
De la expresa lectura de los contenidos establecidos en el Plan Urbano Ambiental surgen múltiples consideraciones que entendemos no son menores enrelación al fin compartido de optimizar y pensar una
ciudad inclusiva que refleje la diversidad cultural y la riqueza cuantitativa y cualitativa de las acciones
que los hombres realizan dentro de ella.
En principio la multiplicidad de objetivos que se vuelcan en su cuerpo resultan un sinnúmero de intenciones propositivas que aisladas de todo contexto concitarían adhesiones sin más análisis quesu solo
enunciado. Tampoco movilizan objeciones sustantivas por cuanto su propia construcción no define líneas de pensamiento y de acciones concretas que puedan argumentarse en pos del enriquecimiento de
las políticas públicas a aplicar a futuro.
En tal sentido, nadie con conocimiento cabal de la dinámica a la que se somete una metrópolis como la
Ciudad de Buenos Aires podría exponer unaopinión concluyente sin quedar prisionero de las propias
indefiniciones que en tanto acuerdos de ciudad, necesitan de una pronta e irremediable definición por
parte de quienes representan el interés del conjunto.
Antes de avanzar en algunos interrogantes que deseamos dejar establecidos, se nos ocurre necesario
aclarar que el desafío en términos de hacer ciudad, es la búsqueda de “objetividad”desapasionada de
todo interés de sector.
Primariamente, presuponer ciudad implica reconocer por sobre ella, la existencia de intereses de sector
que operan sobre la realidad física contenedora del todo y que, sólo el acuerdo podrá encauzarlas priorizando el bien común.
Difícilmente sin líneas de acción concretas que permitan domesticar una cultura que entiende en el
individualismo posmoderno unaprofesión de fe, puede alcanzarse el éxito de este u otro Plan Urbano
que se pretenda ordenador de las fuerzas que interactúan en una polis moderna. Y esto es así porque
no hay ciudad sin ciudadanía y en tanto no exista un eje ordenador que recomponga las estructuras solidarias, sostén de un modelo común, toda intención positivista quedará subsumida a un decálogo mas
o menos intencionado, perovacío de todo contenido.
Sin definir qué ciudadanía queremos, qué calidad institucional nos rige, qué compromiso asumen los
actores que suscriben un nuevo contrato social, no hay ciudad.
Porque la ciudad no es otra cosa que un contrato; un contrato que en su legitimidad, en su acuerdo,
encuentra los mecanismos que regulan el acceso a un fin común.
Una ciudad no es materia resoluble en uninstante, no es una foto congelada en el tiempo, es un organismo en constante transformación, que sólo en esa definición compartida de ciudadanía puede buscar
los ajustes necesarios que impone la inmediatez.

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En definitiva, es establecer las bases de un desiderato de largo aliento, con pequeñas acciones cotidianasdireccionadas hacia ese fin último.
Nos preguntamos si acaso es posible ordenar los sistemas de transporte sin pensar en la seguridad vial,
si es posible la integración edilicia de los sectores de menores recursos sin pensar en la inclusión social, si
es creíble una ciudad costera para todos sin derribar las barreras físicas, económicas y de exclusión que
orientan la urbanizacionesparticularizadas de la ribera.
Estos son sólo algunos ejemplos a los que vamos a referirnos mas ordenadamente pero sobre los que
deseamos alertar al Poder Legislativo en pos de un mejor entendimiento sobre aquellas cosas contenidas en este documento.
Tal como se nos presenta el Plan Urbano Ambiental de la Ciudad de Buenos Aires –PUA/BA–, “soporte
del planeamiento y gestión de la ciudad” carece de...