Plano
Algunos maestros tenemos vocación literaria, lo que no significa que tengamos que ser buenos escribiendo. Hemos hecho nuestros pinitos en revistas, hemos escrito algún artículo en periódicos o nos hemos responsabilizado del periódico de la escuela. Esos periodiquillos que en ocasionesson verdaderas joyas literarias -yo los he visto-, pero en general, el maestro escribe poco, bastante tiene con corregir los trabajos y las libretas de los alumnos y alumnas. Pero sería importante contar la verdad de la escuela. Escribir sobre lo que ocurre en esa institución. Desmentir desde el tajo la cantidad de bulos, de mentiras y medias verdades que los periodistas o las autoridades políticasy educativas lanzan a la sociedad sobre la escuela, sobretodo cuando estamos en vísperas de elecciones. Pero es natural que callemos. Somos funcionarios y no interesa meternos en líos. A los maestros más inquietos y que levantan la voz los calla el sistema rápidamente con un puesto de liberado en los sindicatos, en los CEPs o en la Delegación. Pero insisto en que sería importante contar la verdadde la escuela. O al menos la propia verdad, como diría el poeta. Porque normalmente hablan y escriben de la escuela los pedagogos desde las universidades -sin estar trabajando con niños-, los inspectores o altos cargos de la administración educativa en revistas especializadas, para hacer méritos, o los políticos, para sacar votos; pero de los verdaderos currantes del tema se oyen pocas voces.Estos callan y trabajan y muchas veces se ríen de las patochadas que se oyen por ahí, aunque reconozco que no por el mero hecho de trabajar en la escuela el maestro es infalible, como el Papa (bueno, el Papa tampoco es infalible).
A mí me gusta escribir. La palabra impresa me atrae desde siempre porque tienes que hacer un ejercicio de reflexión antes de pasarlo al papel o a la pantalla. Unejercicio interno que ocurre menos con la palabra hablada. Además, con la escritura puedes borrar, alterar, poner y quitar hasta que te sale exactamente lo que quieres decir. Además, la palabra hablada está mediatizada por tus nervios, por tu físico, por la costumbre o no de hablar en público, por la timidez, por el auditorio... pero con la palabra escrita estamos todos más igualados, sólo intervienela inteligencia y lo que has aprendido a redactar en la escuela o fuera de ella, a poner en su forma exacta y ordenada el sujeto, el verbo y el predicado, los puntos y las comas. La palabra escrita es más democrática.
He escrito algunos ensayos cortos sobre la escuela pero después se han quedado olvidados en los cajones porque para un simple maestro, intentar publicar era bastante complicado,...
Regístrate para leer el documento completo.