Platon - eutifron o de la piedad
EUTIFRÓN. -¿Qué ha sucedido, Sócrates, para que dejes tus conversaciones en el Liceo y emplees tu tiempo aquí, en el Pórtico del rey? Pues es seguro que tú no tienes una causa ante el arconte rey, como yo la tengo. SÓCRATES. -- A esto mío, Eutifrón, los atenienses no lo llaman causa, sino acusación criminal. EUT. -- ¿Qué dices? ¿Según parece, alguien ha presentado contra ti unaacusación criminal? Pues no puedo pensar que la has presentado tú contra otro. SÓC. -- Ciertamente, no. EUT. -- Pero sí otro contra ti. SÓC. -- Exactamente. EUT. -- ¿Quién es ese hombre? SÓC. -- No lo conozco bien yo mismo, Eutifrón, pues parece que es joven y poco conocido. Según creo, se llama Meleto y es del demo de Piteo, por si conoces a un Meleto de Piteo, de pelos largos, poca barba ynariz aguileña. EUT. -- No lo conozco, Sócrates. Pero, ¿qué acusación te ha presentado? SÓC. -- ¿ Qué acusación? Me parece que de altas aspiraciones. En efecto, no es poca cosa que un joven comprenda un asunto de tanta importancia. Según dice, él sabe de qué modo se corrompe a los jóvenes y quiénes los corrompen. Es probable que sea algún sabio que, habiendo observado mi ignorancia, viene a acusarmeante la ciudad, como ante una madre, de corromper a los de su edad. Me parece que es el único de los políticos que empieza como es debido: pues es sensato preocuparse en primer lugar de que los jóvenes sean lo mejor posible, del mismo modo que el buen agricultor se preocupa, naturalmente en primer lugar, de las plantas nuevas y, luego, de las otras. Quizá así también Meleto nos elimina
primeroa nosotros, los que destruimos los brotes de la juventud, según él dice. Después de esto, es evidente que se ocupará de los de mi edad y será el causante de los mayores bienes para la ciudad, según es presumible que suceda, cuando parte de tan buenos principios. EUT. -- Así lo quisiera yo, Sócrates, pero me da miedo de que suceda lo contrario. Sencillamente, creo que empieza a atacar en su mejorfundamento a la ciudad, al intentar hacerte daño a ti. Y dime, ¿qué dice que haces para corromper a los jóvenes? SÓC. -- Cosas absurdas, amigo mío, para oírlas sin más. En efecto, dice que soy hacedor de dioses, y, según él, presentó esta acusación contra mí porque hago nuevos dioses y no creo en los antiguos. EUT. -- Entiendo, Sócrates, que eso es por el espíritu' que tú dices que está contigo encada ocasión. Así pues, en la idea de que tú tratas de hacer innovaciones en las cosas divinas, te ha presentado esta acusación y, para desacreditarte, acude al tribunal, sabiendo que las cosas de esta especie son objeto de descrédito ante la multitud. En efecto, cuando yo hablo en la asamblea sobre las cosas divinas anunciándoles lo que va a suceder, se ríen de mí pensando que estoy loco. Sinembargo, no he dicho nada que no fuera verdad en lo que les he anunciado, pero nos tienen envidia a todos los que somos de esta condición. En todo caso, no hay que preocuparse de ellos, sino hacerles frente. SÓC. -- El ser objeto de risa, querido Eutifrón, no tiene importancia alguna. Sin duda a los atenienses no les importa mucho, según creo, si creen que alguien es experto en algo, con tal de queno enseñe la sabiduría que posee. Pero si piensan que él trata de hacer también de otros lo que él es, se irritan, sea por envidia, como tú dices, sea por otra causa. EUT. -- No deseo mucho hacer la prueba de cómo son sus sentimientos respecto a mi acerca de esto.
SÓC. -- Quizá tú das la impresión de dejarte ver poco y no querer enseñar tu propia sabiduría. En cambio yo temo que, a causa de miinterés por los hombres, dé a los atenienses la impresión de que lo que tengo se lo digo a todos los hombres con profusión, no sólo sin remuneración, sino incluso pagando yo si alguien quisiera oírme gustosamente. Si, ciertamente, según ahora decía, fueran a reírse de mí, como tú dices que se ríen de ti, no sería desagradable pasar el tiempo en el tribunal bromeando y riendo. Pero, si lo toman...
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