platon
MARTÍN HEIDEGGER.
Doctrina de la verdad
según Platón
Versión castellana por
JUAN DAVID GARCÍA BACCA
Profesor de Metafísica en la Universidad Central de
Venezuela
1953
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www.philosophia.cl / Escuela de Filosofía Universidad ARCIS.
Martín Heidegger
DOCTRINA DE LA VERDAD SEGÚN PLATÓN
EN forma de proposicionessuelen expresarse los conocimientos de las ciencias y
ofrecerlos al Hombre cual adquisiciones aprovechables para su uso y gasto.
La “doctrina” de un pensador, es, por el contrario, lo in–expresado en sus
expresiones; y lo in–expresado se ofrece al Hombre, precisamente para que, en gracia de
ello, use y gaste su ser.
Mas si quisiéramos llegar a experimentar, por de pronto, y saber más adelantelo
in–expresado por un pensador, sea lo inexpresado de la clase que fuere, no tendremos más
remedio que darnos a repensar lo que expresado dejó.
Cumplir debidamente tal exigencia respecto de Platón, equivaldría a exponer en su
interdependencia todos sus “diálogos”. Dejémoslo por imposible; otro camino habrá de
ser el que nos conduzca a lo inexpresado en el pensamiento de Platón.
Lo que enél se queda inexpresado, es nada menos que un viraje en la esencia de la
verdad. Que, en efecto, tal viraje haya tenido lugar, en qué consista, qué es lo que se
fundamente mediante tal cambio de la esencia de la Verdad, una explicación del “símil de
la caverna” lo declarará.
Con la exposición del “símil de la caverna” da comienzo el libro VII del “Diálogo”
sobre la esencia de la B`84H (BF84J,\"VII, 514a, 2– 517a 7).
El símil” nos narra una historia. La narración se desarrolla a lo largo de un diálogo
entre Sócrates y Glaucón. Sócrates cuenta la historia: en Glaucón presenciamos el gradual
despertar de la admiración.
En paréntesis va lo que la traducción adjunta desborda al texto griego.
–Imagínate unos hombres en mansión subterránea y cavernosa. Hacia arriba, vuelta hacia
la luzdel día, da una entrada en la que confluye la caverna entera, encadenados de piernas y nuca,
allí están desde niños los hombres, y allí tienen que quedarse y mirar tan sólo hacia el frente, que las
cadenas les imposibilitan volver la cabeza. Mas dales luz, fuego encendido, –desde lejos, desde
arriba–, por la espalda. Entre tal fuego y los cautivos (así que a sus espaldas) corre por arriba, uncamino, a lo largo del cual he aquí que se extiende un pequeño muro, semejante a esas pantallas que
los ilusionistas despliegan ante los hombres para sobre ellas mostrar sus portentos.
–lo veo, dijo.
–Pues bien: Ve cómo a lo largo de este muro desfilan hombres, llevando toda clase de cosas,
que sobresalen del muro, –figuras de hombres y otros animales, en piedra, en madera, toda especie,
enfin, de artefactos; de los que tales cosas transportan, unos como es verosímil, hablan sobre ellas;
otros desfilan callados.
–Extraordinario símil, por cierto; y extraordinarios cautivos.
–Semejantes con todo a nosotros; añadí yo. Porque ¿crees que los tales hayan visto, desde el
principio, de sí y de los demás, otra cosa sino las sombras que (constantemente) proyecta el Fuego
hacia el fondofrontero de la cueva?
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www.philosophia.cl / Escuela de Filosofía Universidad ARCIS.
–¿Cómo no, dijo, si por necesidad tienen las cabezas inmóviles de por vida?
–Mas ¿qué verán de las cosas que desfilan (a sus espaldas)? ¿No verán eso mismo (a saber,
sombras)?
–Así es en realidad.
–Si, pues, pudieran hablar entre sí, ¿no crees que tendrían por seres lo que están viendo?
–Sinremedio.
–Pero ¿y que si tal prisión devolviera eco desde la pared frontera (a la que continua y
solamente están mirando)? Cuando uno de los que desfilan diera una voz, ¿no crees que pensarían
venir tales voces de las sombras que pasan?
–Así lo creo, por Júpiter, dijo.
–Y tales cautivos, añadí yo, ¿no tomarían sin remedio por lo desencubierto las sombras de
tales enseres?
–Gran necesidad....
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