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El sudor vertía por el rostro y los brazos de Mick Riley. El entrenamiento de
campo que había soportado sólo pateó su siempre amado trasero una vez más.
Se apoyó contra la pared del vestuario, los fríos ladrillos y el agua congelada en
sus manos no lo ayudaba en nada a bajar su temperatura. Estaba caliente y
sudoroso, y fue golpeado y tirado al suelo tantas veces que probablementese
devoró la mitad de la tierra del campo de juego.
Estaba agotado y no estaba de ánimo para la maldita fiesta esta noche. Lo que
realmente quería hacer era tomar una ducha de agua fría, irse a casa, y pedir
una pizza. En su lugar, tenía que ponerse esmoquin y sonreír, y pasar el rato en
un salón de baile con el resto de su equipo, el San Francisco Sabers de la Liga
Nacional
de
Fútbol1.Habría
fotógrafos,
cámaras
de
televisión,
y,
probablemente, una horda de mujeres que querrían colgársele.
Años atrás habría sido el alma de la noche.
Ya no era así.
¿Cuándo se cansó tanto de todo eso? Infiernos, ¿Cuándo había envejecido?
Se quitó la camiseta de entrenar y la arrojó al suelo, se quitó los protectores y
exhalo un suspiro de alivio, después tomó una toalla y se secó elsudor de la
cara. Se desató el pantalón, apuró el agua de su envase y fue a la fuente para
volver a llenarlo.
Fue entonces cuando oyó una voz fuera de la habitación. La
voz de mujer.
¿Qué estaba haciendo una mujer allí? Abrió la puerta y vio a una hermosa rubia
de pie a unos metros del pasillo, girando en círculos y murmurando para sí
misma. Hombre, era toda una visión con su falda de negociosacariciando sus
rodillas, sus tacones altos mostrando sus hermosas piernas, y una tiesa blusa
blanca con una tira que levantaba sus cabellos. Toda correcta y formal, que le
causaron sucios pensamientos sobre cómo quitarle la almidonada camisa blanca
y zarandeársela toda.
"Debí haber ido a la izquierda. Sé que era a la izquierda. Tonta, ahora estarás
perdida en esta caverna para siempre yserás despedida."
Él se apoyó contra la puerta mientras ella miraba por el largo pasillo, golpeando
su zapato de tacón alto murmurando algo más.
"¿Dónde diablos está la oficina, de todos modos? No puede estar en el maldito
sótano de este lugar."
"No, no está aquí abajo".
Ella se volvió, aparentemente avergonzada de ser atrapada hablando consigo
misma. Sus ojos se abrieron por una fracción desegundo, después se dirigió
hacia él. "Oh. Gracias a Dios. Un ser humano viviente. ¿Me puedes ayudar?
Estoy tan perdida."
“Claro. ¿Necesitas ir la oficina?"
"Sí".
Ella se detuvo frente a él, y olía tan malditamente bien—como
a primavera, bizcochos o algo—eso lo hacía avergonzarse,
porque estaba seguro de que él no olía a nada atractivo.
"Gira a la derecha, luego en el primer pasillo a laizquierda. Encontrarás los
ascensores. Aprieta el botón del piso superior. Al bajar, gira a la izquierda y ve
al final del pasillo. La oficina principal está allí."
Lo estudió, luego le dedicó una amplia sonrisa. "Eres mi héroe. Tuvo miedo de
perderme aquí para siempre y nunca tener estos contratos firmados. Tengo que
correr. ¡Gracias!"
Ella se volvió y corrió prácticamente por el corredor,cómo podía hacerlo con
esos zapatos era algo que nunca entendería sobre las mujeres.
Sí que era hermosa, pero no en la forma en la que estaba acostumbrado. No era
demasiado alta, así que su belleza era natural. No era la clase de mujer que por
lo general perseguía. Tal vez eso era lo que le gustó de ella.
Y él no se molestó siquiera en presentarse. O conseguir su nombre.
Era una pena, porquepodría haber jurado que hubo una chispa entre ellos.
Por otra parte, podría haber sido sólo su imaginación. Sólo necesitaba un
bofetón de agua fría para bajar su temperatura corporal. Hoy tenía demasiado
calor.
Él volvió a entrar, agarró su toalla, y se dirigió a la ducha.
Mientras el evento se desarrollaba, Tara Lincoln pensó que éste podría ser el
mejor que jamás hubiera organizado. Y...
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