Play Javier Ruescas
Javier Ruescas
Título Original: Play
© 2012, Javier Ruescas
Editorial: Montena
ISBN: 978-84-844-1947-1
Maquetación PDF sin OCR: Grupo Pandemonium
& Fallen Angels
Maquetación ePub: Cupcake
A Carlota, por ponerle a mi vida
una melodía que no me canso de escuchar
A todos los artistas que reúnen el valor
necesario
cada mañana para enfrentarse al veredicto del
público
En el futuro, todoel mundo
será famoso durante quince minutos.
ANDY WARHOL
Amor
(Del lat. amor, ōris.)
1. m. Sentimiento intenso del ser humano que,
partiendo de su propia insuficiencia, necesita y
busca el encuentro y unión con otro ser.
2. m. Una razón como otra cualquiera para hacerse
famoso.
I’ve got so much left to say
If every simple song I wrote to you
Would take your breath away,
I’d write it all…
PlainWhite T’s, ‹‹Hey There Delilah››
DALILA, yo, el porche de su casa… el atardecer
a nuestras espaldas pintando los tejados del
vecindario, quizá algún vecino cotilla intentando
escuchar parte de nuestra conversación…
Eso era todo lo que esperaba encontrarme
cuando me planté en su calle listo para retomar
nuestra relación donde la habíamos dejado antes
del verano.
¿Cámaras?
¿Micrófonos?
¿Camionesaparcados en ambas aceras? ¿Fans enardecidos
que gritaban su nombre hasta quedar afónicos? ¿Un
escenario cubierto de luces y carteles en la
mismísima puerta de su casa?
No, eso no.
Lo primero que pensé fue que me había
confundido de calle (¿qué si no?), pero la señal en
la fachada de enfrente confirmaba lo imposible. El
jet lag, que estaba mermando mis fuerzas como si
me encontrara rodeado por unahorda de
dementores, no tenía nada que ver con esto: a unos
veinte metros de mí, había desplegada más
parafernalia que en los MTV Awards. ¡Pero si
hasta tenían máquinas de humo!
Reconozco que el miedo me paralizó de pies a
cabeza. Juraría que incluso el iPod dejó de
funcionar unos segundos. Noté la garganta seca y
tuve que obligarme a recordar cómo se respiraba
para no caer fulminado allímismo.
Me quité los auriculares y me los dejé
colgando sobre el pecho para comprobar con todo
lujo de detalles que no estaba alucinando: los
cerca de quinientos chicos y chicas que se habían
reunido a los pies del escenario eran reales y
todos estaban gritando al unísono el nombre de
Dalila.
Resoplé con incredulidad. Nunca imaginé que
fuera tan… popular.
Como si mi pensamiento las hubiera invocado,
doscamionetas de las noticias entraron por el
extremo opuesto de la calle y aparcaron a unos
metros de las casas. Varios tipos se bajaron a toda
prisa y comenzaron a montar tres cámaras en
trípodes a una velocidad de infarto mientras dos
reporteras, comensales habituales de nuestras
cenas familiares al otro lado de la pantalla, se
retocaban el maquillaje sin dejar de andar.
A lo mejor era una deesas bromas televisivas
y me estaban grabando sin que me diera cuenta. Si
estuviéramos en Estados Unidos, Ashton Kutcher
aparecería de repente gritando «¡Punk’d!», y yo me
haría el sorprendido.
Lo que veía no tenía pinta de ser una broma, y
menos una preparada para sorprenderme a mí.
¿Cómo iba a saber nadie que hoy me pasaría por
aquí cuando ni yo mismo lo había decidido hasta
bajar del avión?
¿Ysi había ocurrido algo? ¿Un robo? ¿Un
homicidio múltiple? Claro, por eso había fans:
para vitorear al asesino y pedirle un autógrafo.
Me reí de mi pésima broma (uno se acaba
acostumbrando a no tener público) y me acerqué
unos pasos. Todavía esperaba cruzarme con
Grissom y su linternita azul cuando me golpearon
en el costado.
—¡Cuidado! —gritó la chica que me había
dado con una… ¿pancarta?
No tuvetiempo de responder siquiera. Ella,
que me sonaba de la otra clase de mi curso, ya se
había fundido entre la masa frente al escenario y
había desplegado el mensaje gigante marcando su
territorio y lanzando miradas asesinas a quienes
osaran intentar apartarla.
—Da… lila… eres al… eres la… —No se me
daba bien descifrar mensajes a contraluz—.
Perfecta Cas…
—Disculpa, ¿podemos hacerte dos...
Regístrate para leer el documento completo.