Pluralismo
Para sir Isaiah Berlin, arbiter elegantiæ, cuyo trabajo me llevó de regreso a las letras, y a la memoria de mis abuelos Scheine Rejovitzky Trumper (z.l), María Teresa de Jesús Mora Inzunza (q.e.p.d.), Moritz Benado Benado (z.l.) y Manuel Jesús Orellana Moya
Palabras preliminares
En el ocaso del siglo XX Chile experimenta una crisis de madurez. Deeste doloroso pero revitalizador proceso de autoconocimiento, desmitificación y reencuentro, depende su florecer en el siglo XXI. Una parte importante de esta experiencia es el debate acerca de lo sucedido en los treinta años que corren entre 1964 y 1994, sus causas y sus efectos. ¿Cuáles son las respectivas responsabilidades y culpas en los logros y en los fracasos, en lo que hubo de bueno y demalo, de heroico y de mezquino, de novedoso y de tradicional en dicho período? Se trata de una pregunta que a todos los ciudadanos importa. Responderla es una tarea que corresponde al debate público, al flujo libre, respetuoso y ordenado de la información y de los distintos puntos de vista, desde el testimonio personal y los pronunciamientos institucionales hasta las consideraciones económicas,filosóficas, históricas, políticas y psicológicas más generales. Durante el mencionado período Chile país transitó por la vía dolorosa del atropello a los derechos individuales de los más diversos sectores, con las más distintas justificaciones, y a manos de los más diversos agentes. Así, la sociedad chilena ha comenzado a redescubrir la importancia de respetar los derechos individuales, una verdadbásica con la cual otras sociedades antes la asociaron.
En el debate público del problema antes enunciado cada uno debe señalar, primero, la responsabilidad propia en los fracasos, o en lo que hubo de malo, de mezquino y de tradicional. A continuación, señalar la responsabilidad de aquellos con quienes uno menos se identifica en los logros o en lo que hubo de bueno, de heroico y de novedoso.Artículo contenido en ORELLANA BENADO, M. E. Prójimos lejanos. Santiago de Chile: Ediciones Universidad Diego Portales. 2011, pp. 25 – 76.
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Hay que aprender a ponerse los unos en el lugar de los otros. Solo así gana uno para sí el derecho a mencionar la responsabilidad que otros tuvieron en los fracasos y la responsabilidad propia en los éxitos. Señalar la responsabilidad propia solo en lo que hubode bueno y la culpa ajena en todo lo que hubo de malo es ver la historia con el punto de vista de la reyerta infantil. Unos (es decir, nosotros) son por completo buenos y responsables de todos los éxitos. Otros (es decir, ellos) son por completo malos y culpables de todos los fracasos. Y la pelea la empezaron los otros (es decir, ellos), que son malos y culpables. Gracias al incipiente desarrollomoral que la sociedad chilena ha alcanzado con el dolor, la perspectiva infantil resulta cada vez menos aceptable para sus adultos. Para superar revitalizada su actual crisis de madurez y poder proyectarse de manera exitosa al siglo XXI es indispensable que las distintas formas de vida que constituyen la sociedad chilena encuentren maneras de conocerse a sí mismas y de conocer a las demás. Soloasí un respeto genuino por el otro podrá reemplazar a la hipocresía. Las mutuas diferencias y los distintos puntos de vista acerca de los asuntos fundamentales (como, por ejemplo, la evaluación de lo que ha sucedido en Chile entre 1964 y 1994) son buenos en términos intrínsecos porque en la convivencia ciudadana a todos enriquecen. Solo en un respeto de los derechos individuales que acepta laslegítimas diferencias de identidades, intereses, historias y valores, el conjunto de los ciudadanos podrá compartir de manera productiva lo que a todos ellos pertenece y que a todos importa, la cosa pública (es decir, aquello que los romanos llamaban la res publica) y contribuir a su futuro florecer, tanto material como moral o espiritual.
La incapacidad de reconocer el valor o la importancia...
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