Pobreza

Pensar en el problema de la pobreza equivale a considerar sus raíces estructurales: lo material u "objetivo", sí (la inequidad o desigualdad en la distribución de la riqueza, por ejemplo, con todo loque ello involucra en cuanto a esquemas de crecimiento económico y las consecuencias de su aplicación); pero también equivale a pensar en lo "subjetivo", que no por menos evidente deja de serimportante, especialmente en las actitudes de los pobres ante su privación y en los factores que, desde distintas instancias, generan y preservan esas actitudes.
    Y esto no se logra con instrumentos demedición que, superficial e ingenuamente, pretenden "develar" los determinantes culturales encerrando su expresión en números y porcentajes, que no llegan al sistema o a la red de relaciones queconforman el mundo-de-vida de los sujetos, que es la esencia de los procesos que se tejen y ocultan detrás del dato empírico-estadístico.
    Parte importante de las limitaciones en la interpretación de lapobreza como problema y de la política social como remedio, en América Latina y en Venezuela, es que ésta ha sido mirada por el Estado desde el Estado, y cuando se lo ha hecho por otros sectores hasido igualmente con foco en esa externalidad llamada Estado: en lo que éste hace o no hace, en lo "bien" o "mal" que lo hace, o en "cuanto" hace, como parte de su insustituible e irrenunciable rolsocial.
    Si la pobreza es parcialmente una cuestión de actitud, pensar no en remedios sino en soluciones, con el horizonte en el largo plazo, supone, entonces, incidir también a favor de un cambio deactitudes en todos los sectores, pero principalmente y como punto de partida, en quien la padece y es destinatario de las medidas anti-pobreza del Estado. Supone, en consecuencia, situar el foco enellos, explorar y potenciar sus vocaciones y potencialidades, su capital social dentro de éstas.
    Ello significa, en resumen, mirar la política social no sólo para el beneficiario, sino por y...