Poco Y Demasiado
Todos estos fenómenos de parapsicología financiera son al parecer perfectamentelegales y protestar contra ellos por lo tanto equivale a subvertir el orden establecido. Pero, legales o no tan legales, ¿qué consideración ética merecen? Supongo que ello depende principalmente del tipo de ética que sostenga cada cual. Desde los orígenes de nuestra tradición moral conocemos doctrinas éticas que han condenado toda forma de especulación económica, el préstamo con intereses, la usuray cualquier otra forma de lograr que el dinero se aumente a sí mismo "por sí solo", sin la mediación del trabajo ni producción de bienes tangibles. Ya Aristóteles, nada menos, advertía en su Política que el dinero se inventó para el intercambio comercial y que cuando la ganancia procede del propio dinero en forma de interés se lo está utilizando de forma "antinatural". La moral fraterna de losprimeros cristianos y el pensamiento escolástico medieval refuerzan, agravándolo con amenazas teológicas, este punto de vista. Santo Tomás condenó la usura y estableció que el derecho de propiedad tiene límites: la gran abundancia de riqueza sólo se justifica moralmente cuando se emplea en remediar la indigencia de otros e incluso sostiene que es lícito que cualquiera alivie su necesidad urgente ymanifiesta apoderándose -abierta o secretamente- de lo que a algunos les sobra.
Pero después llegó el protestantismo y con él empezó realmente la era de las grandes finanzas bendecidas por la buena conciencia. Sin duda la Iglesia medieval estaba de facto al lado de los ricos pero al menos no los convertía en líderes morales y seguía beatificando compensatoriamente el sufrimiento de los pobres.Hasta que no apareció el repelente Calvino nadie se atrevió a decir que Dios mostrase predilección por los millonarios: pero el dictador ginebrino se burló de las cautelas económicas de Aristóteles y santificó la utilización del dinero como capital invertido que se las arregla para trabajar para su propio aumento. Ya conocemos la importancia que Max Weber concedió a este giro copernicano en laformación del sustrato ideológico que permitió la expansión capitalista.
El nuevo evangelio calvinista -"benditos sean los ricos y especuladores, porque de ellos serán los mayores beneficios en la gran Bolsa celestial"- encontró su parroquia más entusiasta en los incipientes Estados Unidos de América. Frente a la opinión aristotélica y tomista de que había algo indecente en que el simple paso del...
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