poema de luna
Jacob, el niño tonto, solía subirse a un cerro y espiar la vida de los visitantes.
Esa noche de verano el farmacéutico y su señoraestaban a los pies del cerro, bebiendo un refresco y comiendo una torta, cuando oyeron que el niño andaba gritando en las alturas del cerro.
-¡Chist! -cuchicheó elfarmacéutico a su mujer-. Ahí está otra vez el tonto. No mires. Debe estar espiándonos. Le voy a dar una lección. Sígueme la conversación, como si nada...
Entonces, alzando la voz,dijo:
-Esta torta está sabrosísima. Tendrás que guardarla cuando entremos al hotel, no sea que alguien se la robe.
-¡Cómo se la van a robar! Si aquí esta despoblado ysomos los únicos que estamos aquí. Además a quien se le va a antojar una torta que esta babeada por ti y además es de jamos como la de el chavo, todavía si fuera de carne,así que no te preocupes.
-Y...si alguien baja del cerro y se la lleva.
-Imposible. No hay manera en que alguien baje del cerro y además imposible que se esconda en el....-Bueno, te diré un secreto: En noches como esta bastaría que una persona dijera tres veces "tarasa" para que, arrojándose de cabeza, se deslizase por la luz y llegase sano ysalvo aquí, agarrase la torta y escalando los rayos de la luna se fuese tan contento. Pero vámonos, que ya es tarde y hay que dormir.
Se entraron dejando la torta sobrela mesa y se asomaron por una persiana del dormitorio para ver qué hacía el tonto. Lo que vieron fue que el tonto, después de repetir tres veces "tarasa", se arrojó decabeza al patio, se deslizó como un suave tobogán de oro, agarró la torta, y con la alegría de un salmón remontó aire arriba y desapareció entre en lo alto del cerro.
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