Poema
Cada determinado tiempo Cupido se ha dejado ver cara a cara.
Esta última fue la menos prevista.
Apenas se esfumaba su anterior rostro cuando asomó juguetón por la rendija de miabandono. Sus grandes y circulares ojos me observaban a la distancia, ya con tiempo.
Le gusté para incrustar en mí un poco de su tóxico, dulce y mordaz veneno.
Notaba hoy su piel más clara, menos alto,mirada de miel, sonriente y romántico. Se excedía en palabras dulces de enamorado, en abrazos tiernos y arrumacos.
Parecía que había estudiado y memorizado lo que yo quería, lo que anhelaba y buscaba.Me sedujo fácilmente, me deje abrazar por sus fuertes brazos y por voluntad propia, tomé su flecha y la interné sin miramiento en mi sentido y herido corazón.
Vi al interior de tu impecablealjaba; contenias varias piezas; dos, ya ensangrentadas; una, aún con el aroma fresco de la última estocada.
Tu mirada tierna y seductora percibío mi reflexiva mirada, entonces, tomaste entre tus manos lamás pequeña de todas, exquisitamente fabricada; madera de encino, recta, delgada y fuerte. En un extremo inserta simétricamente, una pluma excepcional; azules, rojos, oros y negros intensos dibujabannuestros rostros en ella. Ya entre tus delineados dedos la hiciste girar, la contemplaste con tal detenimiento que hubo un silencio total en el universo.
Un rayo de luz recorrió el borde del pedernalde obsidiana; forma sin igual creada en las entrañas del volcán que lleva tu nombre; "Victoria asegurada".
En ese momento, mi rostro embelezado se reflejó en la pulida pieza oscura; sereno,confiado, vulnerable. Un leve movimiento hizo que uno de sus relieves reflejaran tu faz. Entonces, decidido a morir por tu amor, con firme actitud, tomé la flecha, la viré hacia mi pecho y suavemente le rocé.Un estruendo en los cielos rompió el silencio y mi asombro repentino abrió la palma de mi mano, quedando al aire la saeta seductora, sin embargo, el daño estaba hecho; al contacto con mi ser, cual...
Regístrate para leer el documento completo.