poema
poema
de
Tlaltecatzin
Tlaltecatzin
de
Cuauhchinanco
En
la
soledad
yo
canto
a
aquel
que
es
mi
Dios
En
el lugar
de
la
luz
y
el
calor,
en
el
lugar
del
mando,
el
florido
cacao
está
espumoso,
la
bebida
que
con
flores embriaga.
Yo
tengo
anhelo,
lo
saborea
mi
corazón,
se
embriaga
mi
corazón,
en
verdad
mi
corazón
lo
sabe:
¡Ave
roja
de
cuello
de
hule!,
fresca
y
ardorosa,
luces
tu
guirnalda
de
flores.
¡Oh
madre!
Dulce,
sabrosa
mujer,
preciosa
flor
de
maíz
tostado,
sólo
te
prestas,
serás
abandonada,
tendrás
que
irte,
quedarás
descarnada.
Aquí
tú has
venido,
frente
a
los
príncipes,
tú,
maravillosa
criatura,
invitas
al
placer.
Sobre
la
estera
de
plumas
amarillas y
azules
aquí
estás
erguida.
Preciosa
flor
de
maíz
tostado,
sólo
te
prestas,
serás
abandonada,
1
tendrás
que irte,
quedarás
descarnada.
El
floreciente
cacao
ya
tiene
espuma,
se
repartió
la
flor
del
tabaco.
Si
mi
corazón
lo gustara,
mi
vida
se
embriagaría.
Cada
uno
está
aquí,
sobre
la
tierra,
vosotros
señores,
mis
príncipes,
si
mi corazón
los
gustara,
se
embriagaría.
Yo
sólo
me
aflijo,
digo:
que
no
vaya
yo
al
lugar
de
los
descarnados.
...
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