poemario
Abro el portón de mi casa y reviso que todo con mi cacharpa ande bien o almenos lo suficientemente bien parano quedarme hueliendo el dedo. Maquina, cinturón y retrovisores listos. Giro la llave, me persigno meto reversa y me voy.
Empiezo mi ronda por camino oriente levantando a un par de señoras, seles notaba la edad pregunto dirección y me encamino a mi destino. Iban platicando de angeles de la guarda según escuche. Nunca he sido de escuchar conversaciones ajenas pero a veces es imposible nohacerlo. He escuchado de todo; desde los típicos chismes de perencejito hasta cuentos dignos de salir en pancho madrigal. Mis preferidos de oír por así decirlo son los últimos. Increíble la forma comoaveces las personas le dan un tono fuera de este planeta y en ocasiones espiritual a cosas que se pueden deducir sin recurrir a lo anterior. Siempre saco conclusiones lógicas aunque hay ocasiones dondenada encaja y dejo el relato como misterios, misterios que guardo y enriquezco para contárselos a mi hijo a la hora de dormir cuando tengo la dicha de arroparlo.
9:30 de la noche a media hora queacabe mi turno, transito por la UCA esperando ganar unos últimos centavitos pero la suerte parece no sonreírme hoy… Hasta que miro en la esquina un chavalo de unos 21 años con un mochila al hombro yun portaplanos en la mano haciéndome señas me detengo y digo: -¿Dónde? -Barrio el recreo. Pienso el recorrido y el riesgo de este digo un precio algo elevado por la distancia y el riesgo. El jovenasiente con la cabeza mientras se sube a asiento trasero atrás de mi. Por el retrovisor miro de reojo que palmea sus bolsillos probablemente revisando que lleve su celular y cartera.
A medio camino...
Regístrate para leer el documento completo.