Poemas

Yo sigo pensando que la luna es un queso y que el coco, no es un monstruo, sino mi dulce favorito en todo el mundo.

Ya me veía yo. Ya se veía él. Nos veían a los dos.
Qué si la astutainspiración nos impedía ver ver, oír oír, leer leer.
Él se despierta y ve las lunas. Se despierta y ve carrizos de hilos dorados. Se despierta y nota que alrededor de él todo le falta. Se despierta con sorbosde café, y lagañas vespertinas mordiendo las ansias de tenerla al lado.
Se despierta y ya no sabe qué aqueja, ya no sabe qué adolece, ya no se sabe qué le falta. El vacío. Ese profundo vacío que leimpide voltear a ver. Ese vacío que le deja el corazón golpeado y las manos ampulosas si se atreve a tocarla.
¡Pobre hombre! ¡Pobre criatura! En adulto te has convertido. Miserable. Esa es la razónde su desprecio y no te has dado cuenta.
Ya no juegas, ya no ríes, ya no ayudas, ya no nada. Adulto al fin. ¿Dónde dejaste la sorpresa, la maravilla, el entusiasmo de ver el mundo como juguete nuevo?¿A qué hora dejaste pues de imaginar que eras héroe y villano para comenzar a golpear y atacar la vida? ¿Cuándo decidiste que los dulces sacan caries y que el pastel y los postres te empalagan laboca? Esa boca amarga y un poco agria y un poco cítrica. Boca de adulto al fin.
¿Cuándo cambiaste el tenis por corbata y la mugre por lo pulcro? Y dejaste de jugar con lodo y comenzaste a ver lo demás,lo “no correcto”, como cosas de niños. Miserable criatura. Vagabunda en el rodar cotidiano, en la perpetuidad de lo que todos dicen que existe. En el mirar de frente sin ver y pensar sin saber qué.Yo muero por permanecer intacta. Por permanecer niña, por llorar por el coco y comer helado sin que importe si la boca se mancha. Yo le doy la bienvenida a las manchas, a los raspones, a mis heridas.Abrazo mis carcajadas y mis miradas fugitivas. ¿Tú qué tienes que me ofrezcas? Hombre de letras, músico, pintor, cantante. Hombre de academia, hombre de pluma, hombre de noche, hombre de hambre,...