poemas
el día, pero por las noches se entrega a una vida de placer sin inhibiciones. Utiliza su célebre
físico y su sofisticado encanto para satisfacer todos sus caprichos, pero en secreto se siente
torturado por su oscuro pasado y consumido por la profunda creencia que no tiene redención
posible. Cuando ladulce e inocente Julia Mitchell se matricula en su clase, su atracción y
misteriosa conexión con ella no solo pone en peligro su carrera, sino que le embarca en un
viaje en el que su pasado y su presente se encuentran.
Sylvain Reynard
El infierno de Gabriel
Infierno 1
ePUB v1.0
Chris07dx 23.01.13
Título original: Gabriel´s Inferno
Sylvain Reynard, Septiembre de 2012.
Traducción:Lara Agnelli
ePub base v2.1
In memoriam Maiae.
Resurgam
Dante y Virgilio cruzando la laguna Estigia
GUSTAVE DORÉ
(grabado de 1870).
Prólogo
FLORENCIA,
1283
De pie junto al puente, el poeta observaba a la joven que se acercaba. El mundo se detuvo al ver sus
ojos, grandes y oscuros, y su pelo castaño, peinado formando elegantes ondas.
Al principio no la reconoció. Era tanhermosa que cortaba el aliento con sus movimientos gráciles y
seguros. Y algo en su rostro le recordó a la niña de la que se había enamorado años atrás. La vida los
había llevado por caminos distintos y él siempre había llorado la pérdida de su ángel, su musa, su amada
Beatriz. Sin ella, su vida había sido solitaria e insustancial.
«Y ahora aparece mi bendición».
Mientras ella seguíaacercándose, acompañada de sus amigas, el poeta inclinó la cabeza en un saludo
caballeroso. No tenía ninguna esperanza de que ella se lo devolviera. Era perfecta e inalcanzable, un
ángel de ojos castaños, vestida de blanco resplandeciente, mientras que él era un hombre mayor, hastiado
del mundo, que no le llegaba a la suela del zapato.
Cuando ya casi había pasado de largo, los ojos del poeta seclavaron en una de sus delicadas
zapatillas, una zapatilla que vacilaba justo delante de él. El corazón se le desbocó mientras aguardaba,
sin resuello. La voz que le habló, suave y educada, dispersó sus dudas. Era ella.
Levantó la cabeza y la miró asombrado. Llevaba años esperando ese momento, soñando con ese
encuentro, pero nunca se imaginó que se produciría de un modo tan fortuito. Y menos aún queella lo
saludara con tanta dulzura.
Desconcertado, le devolvió el saludo y se permitió el lujo de dedicarle una sonrisa, una sonrisa que
su musa le devolvió multiplicada por diez. Sintió henchírsele el corazón, mientras su amor por ella crecía
y ardía como una hoguera en su pecho.
Desgraciadamente, la breve conversación llegó a su fin cuando ella anunció que tenía que irse. El
poeta seinclinó para despedirse, pero en seguida se incorporó para contemplarla mientras se alejaba. La
gran alegría que había sentido al reencontrarse con ella se vio empañada por la tristeza de no saber si
volvería a verla nunca más…
1
S eñorita Mitchell?
—¿
La voz del profesor Gabriel Emerson atravesó el aula en dirección a la atractiva joven de cabello
castaño sentada en las últimas filas.Perdida en sus pensamientos, o en la traducción, tenía la cabeza
gacha, mientras tomaba notas frenéticamente en su cuaderno.
Diez pares de ojos se volvieron hacia ella y contemplaron su cara pálida, sus largas pestañas y sus
delgados dedos, que sostenían un bolígrafo. Luego, esos mismos diez pares de ojos se volvieron hacia el
profesor, que permanecía inmóvil y había empezado a fruncir elcejo.
Su actitud mordaz contrastaba vivamente con la atractiva simetría de sus rasgos: con sus ojos,
grandes y expresivos, y su boca de labios gruesos. Era uno de esos hombres guapos de aspecto duro, pero
en esos momentos su gesto amargo y severo estropeaba el efecto.
—Ejem.
Una tos discreta a su derecha llamó la atención de la joven, que levantó la vista hacia el estudiante de
anchos hombros...
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