Poesía

La vida da muchas vueltas, me dijo alguien muy sabio, supongo que él no sabía que lo que me dijo tendría tanto sentido ahora, todotsssólo quiero recordar y que recuerdes todo lo que pasamos, pues aunque ya pasaron tres meses, me despierto cada mañana pensando que todo sucedió ayer.

Comenzó el primer día de nuestro frío verano, te conocí casi sin querer, en la fiesta de fin de año queorganizaban los graduados, yo tuve la suerte de ir porque mi hermano era uno de ellos, tú, porque eras realmente hermosa y siempre eras la primera en la lista de invitados.

Eras de esas que cómo vienen se van, o al menos eso fue lo que me dijeron de ti, yo escéptico, fui hasta donde estabas con la rapidez de un niño cuándo va a su primer día de escuela, me viste cómo quién mira un cuadro mal pintado,yo sonrojado sonreí estúpidamente, tú sacudiendo la cabeza de un lado a otro reíste, no sé si fue por mi tonta sonrisa, o por mis ya exageradamente rojas mejillas.

Yo estaba realmente feliz, estabas allí sonriendo como quién escucha un chiste estúpido, de esos que dan risa, pero no porque deberían sino por lo realmente tontos que son, todos en la fiesta estaban ebrios, o drogados, o tal vez unpoco de ambas, así que fingí ebriedad, o más bien ‘demencia’ para que creyeras que fue por eso que me aproxime a ti sonriendo cómo un lunático.

Salí de allí corriendo con la mayor discreción, como quién intenta no despertar a nadie, recordé que así salí de mi casa para poder ir a esa fiesta, fue la única condición que me dio mi hermano. En fin, no me despedí de nadie ni hice contacto visual enmi extraño intento fuga fingida mientras fingía ebriedad, regresé a casa susurrando lo estúpido que me sentía por hacer eso, por irme así y por hablar solo mientras caminaba saltando las líneas que marcaban el paso peatonal, es una costumbre (muy mala, según mi mamá) que aún conservo).

Yo recién pasaba al segundo año, tú ibas al último, así que (lógicamente) aún nos quedaban un par de semanasde ‘clases’, lo que consistía en ir a mirar el rostro del profesor hasta que sonaba la campana, lo único bueno era que al salir podía verte, al menos un poco.

El mejor día de esas eternas semanas pasó cuando salí y en las escaleras te vi, sola, lo que era bastante extraño, ya que siempre estabas rodeada de ‘amigas’ o de aduladores con más valentía que yo, ellos hablaban contigo, allí y yo pasé yte sonreí, tú me sonreíste también, no te dije nada, tú tampoco a mí, pero fue como si estuviéramos contando cada detalle de nuestra intimidad.
(Lo digo con toda la intención de no sonar raro).

Llegó el último día de clases y me dije a mí mismo que ese sería el día en el que te pediría una cita, o al menos eso intentaría, mirando en retrospectiva me siento cómo un idiota por no habertepedido una mucho tiempo antes, supongo que todo sucede cuando debe suceder.




Me acerqué a ti y casi no lo hago, tal vez fueron las miradas más de confusión que de desprecio que tenían tus amigas al ver que intentaba decirte algo las que me dieron el valor que necesitaba, ‘¿Te gustaría salir, no sé, el sábado tal vez?’, te dije.

‘¿Al cine, a las siete?’ dijiste, casi como leyendo mi nerviosamente. ‘Pasa por mi a las seis treinta, el camino al cine es muy entretenido y tal vez yo quiera hacer algunas paradas’.

No podía creerlo, me hablaste cómo si me conocieras de toda la vida, cómo si no hubiera nadie más, ahora que lo recuerdo, o más bien, ahora que lo pienso, en ese corto instante mi mirada no se fijó en nuestro alrededor, se fijó en tus claros ojos color infinito, y en tushermosos labios color carmesí, no existía nadie más, excepto tú y yo.

Pasé el resto de la semana esperando a que llegara el sábado, curiosamente en los días pasados llegaba rápidamente, tan rápido que me sorprendía lo rápido que pasaban los días. Esa maldita semana, (Siento la necesidad de maldecirla, sólo por esta vez), paso tan lento que incluso pensé que nunca llegaría el día pactado, mi...