Poesía

Ángel L. Carrero Bolívar
Prólogo

A veces, la vida, nos da giros 360 grados, sean para bien o para mal (realmente, ése “para bien o para mal” depende de la expectativa de la persona). Muchas veces, nos ocurren momentos tristes, pero, por supuesto, muchos momentos alegres, románticos, de reflexión, en fin, un sinfín de momentos. Con éstas breves historias, simplemente doy a conocer, ésetipo de anécdotas que vivimos a diario, que muchos callan, otros gritan, otros escriben, otros cantan, otros simplemente las olvidan y otros, las almacenan en sus recuerdos, para abastecerse de experiencia por dichos acontecimientos. Ninguno está errado, pues de cierta forma, todos hacemos, lo antes nombrado sin darnos cuenta o ignorando que lo hacemos.
No son solamente historias. También hay:poemas, cartas, pensamientos, diálogos, un sinfín de anécdotas. El lector es quien determinará la calidad de lo presentado; el cual fue hecho con bastante humildad y conciencia. Tiene, en cada una de éstos pequeños ‘escritos’ ése llamado ‘toque’ de vida.
No sabría que más agregar, pues, las historias (mejor dicho escritos), creo, hablan por sí mismas. Sólo diré lo siguiente: ¡Vivan viviendo!Ángel L. Carrero Bolívar: Venezuela, Abril del año 2013.
Vacio:
Ya es de madrugada, no concilio el sueño como en ya otras ocasiones, quizá por la situación en general y no en específico; sólo quizás. Ya hoy, no por las horas, pero sí por los días, una semana que, tengo y siento, un vacio en el alma, esa llamada “alma” qué todos tenemos y que moldeamos con nuestras actitudes y aptitudes diarias ocotidianas (como quieran llamarles), simples, complejas, espontaneas; nuestra simple forma de ser. Sí, siento un gran vacío. Es obvio precisar que se debe al amor, bueno, mejor dicho; al desamor. Pues, hace una semana, en un comentario, una noticia de última hora, que se harían dos buenos amigos (que somos), ella me dijo “tengo novio” bueno, palabras textuales –aún las tengo presente- “hay alguien queme gusta y me hice su novia” de lo demás, también me recuerdo; no vale la pena mencionarlo, no ahora.
Inspirado en “La Tregua” de Mario Benedetti, me llamó la atención el escribir un párrafo –al menos uno-, para así, poderme desahogar, pues, lo reconozco, las ganas de llorar me carcomen segundo a segundo, pero no puedo (bueno no poder es un concepto bastante tonto, obvio puedo, pero no sé si esel afán de no querer o el sentimiento de no deber) llorar, no porque no quiera llorar y estar triste, sino más bien porque, estoy aburrido de llorar (especialmente de estar triste); igual nadie se acerca a secar mis lágrimas, y, quien lo hacía antes, encontró por quien reír y ser feliz; ahora ella es feliz. Ese último punto me hace pensar en “¿Acaso conmigo no fue feliz? ¿Todo era monótono? ¿Sesentía ahogada? ¿Realmente no fue un sueño?” pues, sí, la hice reír, pero reír no es símbolo de felicidad. Aquí el gran punto; mi vida hasta hoy.
No sabría por donde comenzar; ¿Creo?, ¡No!, realmente estoy muy seguro de que soy bastante inmaduro, como para determinar, los momentos de vida de una manera correcta, pues, ¿A qué podría llamar felicidad?, a: ¿Paternidad? ¿Hermandad? ¿Amistad? ¿Amor? yun sinfín de condiciones sociales; ¿A qué? Realmente, por eso, solamente resumiría mi infancia en: ser amargado, llorón, buen lector sin embargo, muy culto para mi temprana edad, muy adulto para mi, también, poca madurez (en ese tiempo la palabra madurez estaba muy lejos de aparecer en mi diccionario). Aun así, era solitaria ¿Amigos? Conocidos diría yo. ¿Primos? por obligación, pues, ya lo dije,y, vuelvo admitir: era obstinado, llorón, amargado y atrapado en un cuerpo de niño. Así crecí, así continué, así me hice más joven y menos niño; menos hombre (no porque sitiera afinidad homosexual, sino más bien, por la poca madurez). Pero, debo aclarar, qué, como todo niño en primaria, dejé mi primer amor, algo loco; todos se enamoran de alguna maestra, yo lo hice de -para mí-, la niña más...