Polany
Antes de pasar a discutir sobre las leyes que gobiernan
una economía de mercado, tal y como intentó crear el
siglo XIX, debemos de captar bien cuáles son lasextraor
dinarias condiciones que constituyen la base de un siste
ma semejante.
La economía de mercado supone un sistema autorre
gulador de mercados. Para emplear términos un poco más
técnicos, setrata de una economía gobernada por los pre
cios del mercado y únicamente por ellos. Sólo en este sen
tido se puede decir que un sistema de este tipo, capaz de
organizar la totalidad de la vidaeconómica sin ayuda o in
tervención exterior, es autorre-gulador. Estas someras in
dicaciones deberían bastar para mostrar la naturaleza ab
solutamente inédita de esta aventura en la historia dela
raza humana.
Precisemos un poco más lo que queremos decir. Ninguna
sociedad podría sobrevivir, incluso por poco tiempo, sin
po-seer una economía, sea ésta de un tipo o de otro. Pero
hastanuestra época, ninguna economía de las que han
existido es-tuvo, ni siquiera por asomo, bajo la dependen
cia del mercado. A pesar de los cánticos laudatorios de ca
rácter universitario que se dejaronoír a lo largo del siglo84
Karl Polanyi
XIX, las ganancias y beneficios extraídos
de los cambios jamás habían desempeñado
con anterioridad un papel tan importante
en la economía humana. Pese aque la
institución del mercado había sido, desde
el final de la Edad de piedra, un hecho corriente en las sociedades, su papel en la
vida económica siempre había sido
secundario.
Queremos insistiren este aspecto con la
máxima fuerza que nos proporcionan
sólidas razones. Un pensador de la talla de
Adam Smith ha señalado que la división
del trabajo en la sociedad dependía de la
existenciade mercados o, como él decía,
de la «propensión del hombre a cambiar
bienes por bienes, bienes por servicios y
unas cosas por otras». De esta frase
surgiría más tarde el concepto de
«hombre...
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