Politica Cultural En Honduras

Rodolfo Pastor

Ciclos, paradigmas y modelos de política cultural en Honduras 1876-2011

A quienes creyeron y se empeñaron…

“… en un constante esfuerzo por su cultura” Froylán Turcios, Oración del hondureño

Sobra decir que antes de existir una institucionalidad pública destinada a tal fin, hubo política cultural de otro tipo. Honduras tiene una política cultural pública,como tantas otras cosas, desde La Reforma Liberal. En la época colonial, la política y el servicio cultural los determinaba la Iglesia, aunque la Corona intentó establecer algunas escuelas públicas, apoyó con cátedras a las universidades reales y pontificias y construyó edificios. Y aunque los primeros liberales centroamericanos (1830-1838) sacaron un préstamo por ahí infortunado, destinado amontar un aparato educativo público, tuvieron que usar esos recursos para otros fines.[1] En los gobiernos de J. Trinidad Cabañas, a mediados del siglo, se menciona a las ruinas de Copán como patrimonio, pero se hace poco en la práctica para hacer veler ese concepto, hasta fines de siglo.[2]

A partir de 1876 los liberales de La Reforma definieron e implementaron una política cultural laica y unsistema público escolar. Y los hondureños ilustrados saben que de esa época datan los cimientos de la institucionalidad cultural, en su inicio modesta[3]: un archivo histórico y una biblioteca nacional, un sistema educativo público primario municipal subsidiado, un par de escuelas normales para formar maestros e incluso una universidad liberal, patrocinio de arte público (estatuas monumentos), unanhelo de historia y hasta de arqueología y de ciencia.

Otro mérito en política cultural del gobierno de la Reforma fue haber acogido en Honduras a intelectuales emigrados como el poeta cubano José Joaquín Palma (1844-1911)[4]. Desde el Estado no sólo se contribuyó a la conformación de un movimiento intelectual, sino que el gobierno de Soto fue más allá; patrocinó la publicación de entreotros el primer libro de poesía editado en Honduras: Poesías (1882) del poeta Palma. Y, sin exagerar, al gobierno de la Reforma se debe también la primera campaña de promoción de la lectura. Paulino Valladares asegura que esa obra “se vendió en todas las oficinas departamentales por orden gubernativa, y por esa causa el libro fue conocido aun en los pueblos más apartados del país”[5]
Lapolítica cultural reformista se enfrentó valiente y sutilmente a la Iglesia y logró al final prevalecer y establecer los inicios del servicio público. Ramón Rosa, historiador y Ministro General del gobierno, fue sin duda el impulsador consciente de esas instituciones noveles, pero no hubiera podido adelantarlas sin el compromiso del Presidente Marco Aurelio Soto. La crítica que se ha hecho de una supuestaexageración del logro reformista puede ser menos justa que infantil y no sirve hermenéuticamente para nada. Primera paradoja.

El Estado estaba ahí antes de la nación, a la que hay que cultivar. Los reformistas entendían que estaba pariéndose a una nacionalidad.[6] Que una nación se engendra de una idea compartida, se fundamenta en un conjunto de mitos, símbolos, de fechas que puedenconvertirse en efemérides, de unos textos y concepciones históricas que disponemos hacer clásicas, de unas figuras, padres ejemplares, a los que escogemos hacer héroes. Y sabían que los hondureños de 1876 no disponían de esos elementos, que había que dotárselos. Soto comisionó estatuas de Morazán y Valle al mismo tiempo que para reconciliarlos en el nuevo imaginario colectivo, aunque hubieran sidoopuestos en su momento, Rosa escribía las biografías de esos próceres.

Los discursos de Rosa en ocasión de las “inauguraciones” oficiales de las nuevas instituciones son textos conceptualmente congruentes, diría que impecables, que merecen ser clásicos, propagandísticos de esa idea de la nación que nace. Explican su filosofía práctica anti metafísica y su propósito de impulsar el civismo por...