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PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA DE INVESTIGACIÓN
• ANTECEDENTES
el Presidente Felipe Calderón señaló al inaugurar el tramo Lechería-Cuautitlán del tren suburbano de la conurbación del Distrito Federal y el Estado de México: “a pesar de que 2009 será un año complejo en materia económica, México está mucho mejorpreparado que en cualquier otra coyuntura similar ocurrida en el pasado.”
Su expresión se dio al comentar un reporte de la firma estadounidense Merrill Lynch según el cual, tras examinar diversas variables, nuestro país tiene menor riesgo financiero y macroeconómico para enfrentar la crisis que naciones como Chile, Brasil, Rusia, Sudáfrica, India, e incluso que grandes economías consolidadas comoJapón, Reino Unido y Estados Unidos.
La mayoría de los mexicanos quisiéramos compartir el optimismo calderonista. Sus aseveraciones se fundamentan en indicadores de la firma especializada Merrill Lynch. Sin embargo, uno se pregunta cómo confiar en las predicciones actuales de la misma, si no las hizo hace un año para anunciar la quiebra financiera internacional que tiene sumido al mundo y anuestro país entre la desesperanza y la confusión.
Cómo confiar en el optimismo presidencial si las afirmaciones del Secretario de Hacienda y las del Gobernador del Banco de México muestran total descoordinación y hasta contradicción. Más aún, como compartir una esperanza positiva cuando observamos que las autoridades financieras del país otorgan garantías y apoyo al capital extranjero por encima delos intereses del pueblo de México. Baste recordar la protección ilimitada y desmedida a las Administradoras de Fondos para el Retiro de los Trabajadores (Afores) y a la permisividad excesiva para establecer comisiones e intereses al uso de las tarjetas de crédito, que como se ha señalado en este espacio, han permitido que las instituciones bancarias que operan en el país, filiales de losprincipales bancos internacionales, sean las más rentables en el mundo.
México podrá estar mejor preparado para enfrenar la crisis financiera que otras naciones a partir de los indicadores, también financieros, de Merrill Lynch. Sin embargo los temores y la zozobra no son a la crisis financiera en sí misma, que ya llegó, sino a los efectos que la misma tenga en la economía de los Estados Unidos, nuestroprincipal contraparte comercial, y a nuestra propia incapacidad para responder a las nuevas circunstancias: una caída internacional sin precedentes en los precios del petróleo cuando la economía nacional esta petrolizada como nunca antes, incapacidad para generar los impuestos que el país requiere para financiar su gasto público y su desarrollo, contracción en la demanda de nuestros productos deexportación y los que aquí maquilamos, una severa caída en la inversión extranjera, niveles de desempleo al alza, regreso considerable –si no es que masivo- de quienes han perdido la esperanza de una mejor oportunidad de trabajo allende el Rio Bravo, caída de las divisa s enviadas por los mexicanos en el exterior, entre otros.
Las expectativas de enfrentar la crisis que se viene debieran fincarseen la capacidad de transformar nuestra propia realidad a partir de revisar el modelo de desarrollo económico impuesto desde el exterior a los mexicanos a partir de principios de la década de los ochentas; modelo que huelga decir ha trabajado para proteger los intereses de los grandes capitales internacionales y sus referentes locales, por encima de los intereses de la inmensa mayoría de losmexicanos.
México es un país rico en cuanto a presencia de recursos naturales materias primas de toda naturaleza: petróleo, minerales metálicos y no metálicos, costas, captura pesquera, bosques, un enorme potencial agropecuario. Sin embargo la mayor parte de nuestros recursos se van para al exterior como materias primas, a precios de remate, y se importan elaborados, a precios inaccesibles.
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