politica
Corría el año 1936, en concreto era un 17 de Julio. Estaba agradablemente
alojada en un cómodo estante de una biblioteca de esta ni nación cuando me hirieron de
muerte, una muerte lenta y dolorosa, que a la vez que acabó conmigo de forma trágica,
desgarró y enfrentó de vil y salvaje forma a lo que hoy día conocemos como lasdos
Españas, siendo una paradoja, que yo misma, y de forma expresa renunciara a la guerra
como instrumento político.
Por esas fechas aún era joven, pues aún contaba con tan solo 5 años de edad, ya
que vi la luz un 9 de diciembre de 1931, pero no por ello era menos querida por mi
pueblo, ya que siempre fue mi intención ser garante de aquellas libertades y derechos
que son ysiempre debieron ser inherentes a todo ser humano.
Creía, y aún creo en la igualdad entre hombres y mujeres en todos los ámbitos,
sin discriminación por razón alguna, ya fueren estos pudientes o no.
Creo en la democracia, y no en cualquiera, sino en la democracia totalmente
plena y participativa, ya que la soberanía nacional no le corresponde a ningún otro ente
que no sea elpueblo español.
Creo en un auténtico laicismo a nivel estatal, lo que no quiere decir que por ello
persiga ni discrimine ninguna confesión, ya que en mi propia naturaleza y razón de ser
impera como pilar fundamental la libertad, libertad que también extiendo por ende al
ámbito religioso, porque habidas cuentas, ¿Quién es nadie para decirle a otro en qué se
debe o no se debe creeren cuestiones metafísicas? ¿Tengo yo la verdad absoluta acaso
en estas cuestiones? Yo misma me respondo, creo que no, y creo que nadie la tiene por
más que existan ciertos colectivos que sí se crean poseedores de esa verdad absoluta de
forma inequívoca.
Pero empecemos por el principio de la historia.
La biblioteca donde vivía, era una biblioteca humilde de un pequeño colegio quetambién hacía las veces de Casa del Pueblo y que con anterioridad había sido
el caserón de Don Braulio, terrateniente y latifundista de la comarca y caído en
desgracia tras el advenimiento de la II República.
Dicho colegio estaba situado en un pequeño pueblo de la Extremadura cacereña
y profunda, en donde los inviernos se caracterizaban por su rudeza y en donde el astrorey golpeaba con toda su magnificencia en la época estival.
Mi biblioteca, y me permitiré la licencia de hacerla mía, pues a pesar de todos
estos años aún la considero mi casa, no era para nada fastuosa, sino al contrario, estaba
en su mayor parte falta de muchos recursos, pero ello se suplía en gran medida por el
factor humano, y en especial por el énfasis y empeño que en ello poníaDon Bernardo,
maestro y alcalde del pueblo y cuya vocación docente superaba en mi opinión a la
política, eso sí, sin quedarse esta última muy a la zaga.
Debido a la falta de medios, el propio Don Bernardo se encargaba de recopilar el
diferente material bibliográfico de diversas formas para ir poco a poco, dotando a la
biblioteca del instrumental necesario con el que ir llenandode manera paulatina los
estantes que en un inicio se encontraban prácticamente vacíos.
Por ello, constantemente remitía escritos y peticiones de libros y otros
documentos a las autoridades públicas, a particulares, e incluso llegaba a confeccionar
en muchas ocasiones, él mismo, de su puño y letra el propio material docente con el que
posteriormente impartiría las clases a loschiquillos del pueblo.
Si hoy día me preguntara alguien quién fue Don Bernardo, yo nada más que
podría contestarle que fue un hombre sabio y bueno.
Fue precisamente, de esta forma, por medio de un escrito remitido por Don
Bernardo a Madrid como llegué a la que sería mi casa en la primavera de 1932.
Era Don Bernardo un fehaciente defensor del orden constitucional republicano y...
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