politica

 Maestro Fernando Ojeda Garza
Asignatura: Ciencia Política
Clave de la materia:



Ciencia Política y Terrorismo de Estado
La guerra sucia en México y Argentina


Antes de intentar establecer un breve marco teórico sobre el tema, me parece necesario confesar un interés extra profesional en esto de la guerra sucia. Cuando visitéBuenos Aires en enero de 2006, se sentía en la ciudad una suerte de emoción desbordada por la conmemoración de los 30 años del Golpe Militar de 1976. A la distancia me parece identificar el sentimiento en el imaginario colectivo, como cuando al fin uno cumple la mayoría de edad y sin tener que mostrar la credencial que acredite el hecho, se pueda meter sin obstáculo mayor que el propio a una cantina abeber o a ver una película para adultos. Y no porque los argentinos no fueran mayores de edad cuando el 24 de marzo se dio a conocer el comunicado número uno de la Junta Militar, en el que se recomendaba a los habitantes “el estricto acatamiento de las disposiciones y directivas que emanen de la autoridad militar, de seguridad o policial”1, sino porque el proceso que generó una de las más ferocesguerras sucias en el continente (la peor, en Guatemala), inhibió completamente las facultades de la sociedad argentina. Recuerdo que fui a buscar algún libro que me explicara un poco el fondo político de la Guerra de las Malvinas, episodio que me confundía porque había involucrado los intereses colonialistas británicos y, muy por encima, pretendía refrendar un sentir nacionalista e incluso mediolatinoamericano (cómo olvidar la épica del partido Argentina-Inglaterra en el estadio Azteca durante el Mundial de México 86, con los goles de Maradona). Me topé con un libro cuyo título parecía exorbitante: Malvinas, la última batalla de la tercera guerra mundial, de un tal Verbistky.

Horacio Verbiskty había trazado en su libro, a la guerra de las Malvinas como el efecto de una políticasistemática de aniquilamiento de la sociedad civil por parte del Estado, cuya militarización se había comenzado a fraguar desde el primer lustro de la década de los años sesenta. Algunos factores distinguían al Proceso de Reorganización Nacional de los anteriores golpes militares, desde los años treinta cuando el general José Félix Uriburu inauguró la época que los analistas nostálgicos tuvieron a bienllamar de la República perdida.

El poder político, en efecto, se militarizó. Las tres Armas –Ejército, Armada y Fuerza Aérea- se dividieron los puestos de la administración pública a partes iguales (33 por ciento), desde las gubernaturas de provincias y alcaldías hasta direcciones de escuelas de danza2. La junta suspendió la actividad de los partidos políticos, estableció la pena de muerte paradelitos de orden público y se rigió bajo el Código de Justicia Militar. Con base en estos elementos en ningún momento me pareció que hubiese similitudes entre el caso argentino y mexicano de guerra sucia, si bien asomaba una obvia relación entre las políticas anti comunistas en el hemisferio, dirigidas desde la Casa Blanca durante las gestiones de Richard Nixon y Henry Kissinger en los EstadosUnidos. Entonces, encontré otro libro del autor en cuestión, El Vuelo, confesiones de un oficial de la Armada, mediante el cual el teniente de navío Adolfo Scilingo confesaba haber lanzado desde una altura aproximada de 2 mil metros a decenas de presos de la Escuela Superior de Mecánica de la Armada, sedadas con penthotal3. Después de haber leído la relatoría escalofriante apareció de la nada unaimagen que se me había quedado detenida, quizá, por el mismo impacto que ahora me causaba la historia de Scilingo. La había leído en el libro de Carlos Montemayor, Guerra en el paraíso, en el que relataba que la gente que vacacionaba en la playa de paraíso en Guerrero durante la época de la guerrilla del profesor Lucio Cabañas, de pronto veía venir del mar huesos, al parecer (como dicen),...